Laura no pudo acompañarme a la expo de Renoir. Pero me espera en el Starbucks de la plaza Neptuno, al salir del Prado. Me ve llegar y sonríe, le doy dos besos y después del segundo le susurro al oído "eres muy sexy". Responde "buah". Nos sentamos.
- Recuerdas cuando no querías quedar conmigo? - pregunto, mientras recibo el espresso que he pedido.
- No es que no quería, dije que no podía- me corrije -tengo novio, capullo.
Dejo mi libro de Bret Easton-Ellis sobre la mesa vieja y escucho a Laura despotricar sobre su chaqueta de piel, perdida en el metro. Era mi puta chupa verde, tío, dice, y aún diciendo palabrotas no deja de ser adorable. Le digo que se compre otra y ya, haciendo alarde de mi gran don para decir siempre lo que no debo. Me mata con sus ojos verdes. Suena su teléfono de 1999, es su novio. Me callo. Hablan algo de su piso, y no se qué. Miro incómodo hacia otro lado, no quiero abrir el libro. Me distraigo con el escote de una francesa que está sentada frente a mí y que también habla por el móvil. Leo las letras del sobrecito de azúcar moreno starbucks. Suena mi móvil.
- ¿Qué pasa marica? - saluda Rubén.
- ¿Qué tal gayer? - devuelvo el saludo, veo de reojo a Laura y compruebo que sigue hablando con su novio - ¿Ligaste este finde, o qué?
- Na. Nos fuimos a Alcalá y mi colega se zumbó a una. A mi me entró una tía pero le dije que no.
- ¿Y eso? - Laura sigue hablando, la francesa también. Madre mía qué escote.
- No sé tío, yo no quiero eso, colega. Busco algo más, una relación seria, no follar en un parking.
- Pues lo llevas claro, tío - Laura ya ha colgado, me hace una señal de que siga, pero digo:-si sigues en plan exigente te vas a quedar más solo que la una. Oye, te llamo luego, que estoy con una amiga y...
- Joder, haber empezado por ahí, mamón. Hablamos luego- y cuelga.
Laura no parece haber quedado muy bien después de la llamada. Le quiero contar mil cosas, porque es la única chica de la oficina a la que le tengo confianza. Le quiero decir que le he pedido un aumento a mi jefe, que me gusta su boca, que Marie-Flore y yo somos sólo amigos, que me encantan sus ojos, que Iván y Julio están hasta las pelotas, que me encanta como se sopla el pelo cuando piensa. Pero sólo hablo de Renoir.
- Me encanta el Impresionismo. - suelto como un loro- Y Renoir es mi favorito. La última vez en París no fui al D'Orsay pero tendría que haberlo hecho.
- ¿Ah si?¿Por?
- Es que allí está Bal au moulin de la Galette, un cuadro que me encanta. Sol tenía una reproducción, pero obviamente se lo llevó cuando se fue de casa.
- ¿La sigues viendo? - pregunta, clavándome sus ojos mientras enciende un cigarro.
- Si te vas a matar, hazlo con estilo - le digo - no fumes esa mierda de Fortuna. Fuma Marlboro.
- Si me los compras tú, vale.
- No. Yo vicios no pago.
- No me has contestado - apunta.
- ¿El qué?
Suena mi teléfono otra vez. Es Iván, que me llama desde el atasco usando el manos libres de su Iphone conectado (por él mismo) en su BMW. Me cuenta que está hasta los cojones, porque, además de mirarle mal en el trabajo, ahora se ha enterado que están haciendo entrevistas para ampliar su equipo y él no sabe nada. Que se ha enterado de rebote. Laura aprovecha para ir al baño, me dice que no me preocupe,que hable con mi amigo. Iván sigue diciéndome que no quiere seguir en el curro, que ni aunque se estuviese follando a Bea su vida se haría más agradable. Yo le digo que sí, que con eso cualquier vida sería agradable. Nos reímos. Me pregunta que con quien estoy y le miento parcialmente, le digo que estoy solo y frente a una francesa que habla por el móvil casi agachada y mostrando al mundo su escote magnifique. Laura vuelve del baño y mi amigo llega a Juan Bravo, donde ha quedado para cenar. Cuelgo.
- ¿Qué le pasa a tu amigo?
- Lo de siempre, estamos todos hasta los cojones - respondo y me pongo a jugar con su mechero.
- Pero,¿ tú también te quieres ir? - me quita el mechero - creía que estabas bien.
- No estoy mal, pero me aburro a veces. Por eso he pedido el aumento. Sé que más pasta vendrá con más responsabilidad. Lo mejor del día, siempre, es verte sonreír.
- Buah. ¿No te cansas de piropear?
- Nunca es suficiente. Además, a ti te he dejado tranquila desde hace mucho.
- Es verdad.
- Tendría que haberlo intentado más, ahora ya somos amigos y aunque insistas no haré nada. Pero hace unos meses, si hubiera dado un par de pasos más hacia adelante me hubieses besado esa noche, en Mendez Alvaro.
- No, no lo hubiese hecho.
- Sí - la miro fijamente, le guiño un ojo
- Capullo - me dice, sonriendo.
La noche cae del golpe en Madrid y salimos del Starbucks. Ella dice que va a esperar un autobús y yo camino hacia Atocha. Las tiendas van cerrando a mi paso, y me meto al metro en la boca que está frente al Museo de Arqueología. Abro el libro en el metro y leo como Clay, el personaje de "Less than Zero" habla con su madre totalmente colocado de cocaína. Recuerdo sonriendo mis tardes en Lima, cuando hablaba por teléfono con mamá sin haber dormido y con la ropa aún apestando a cerveza. Cuando levanto la mirada descubro a una chica que espía lo que leo. Sigo sonriendo. Bajamos juntos en Pacífico, pero ella sube hacia Cavanilles, mientras que yo bajo un poco buscando mi casa. Suena un mensaje en mi móvil. Es de Laura.
- No lo hubiese hecho, capullo integral ;)
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