martes, marzo 04, 2008

Bandeja de entrada (3)


Recibí un e-mail de la Ninfo, y aunque han pasado dos años, sigue igual de salida y haciéndome reir. Me cuenta que su novio y ella no tienen problemas, que se van de vacaciones y todo, que ojalá todas las parejas del mundo mundial pudieran conocer por un minuto esa felicidad completa y extasiante en todos los aspectos. Sobretodo en ése aspecto. Como siempre, disgusta un poco tanto detalle, pero sigo leyendo, total, además del suyo sólo tengo un par de mails de inmobiliarias, uno de ebay con ofertas de mis vendedores favoritos, y otro de Ryanair, con vuelos a menos de 15 euros.

Su definición de recuerdo es distinta a la de los demás, e intenta buscar en mi memoria un episodio que creo que se ha inventado: una tarde en que, subidos a un carrusel, ella en un caballo y yo en un unicornio (no lo tomé a mal), reíamos felices porque a esas horas, ya nadie más había en la plaza, y entonces, ella saltó de su caballo a mi unicornio y sin importarle que alguien nos mirara, me metió mano sin más. ¿Te acuerdas, darling?
Yo, obviamente, no me acordaba de nada, pero el correito de los huevos empezaba a ponerse interesante. Puse un disco de Robbie Williams.

Why don't we talk about it /Why do you always doubt /That there can be a better way

Y seguí leyendo. Según su imaginación un policía nos libró de aquella pequeña aventura y escapamos hacia un bar cercano, en el que ella aprovechó para hacer pis, mientras yo pedía una sprite, nunca cerveza, sprite, darling, que fino que eres. Y desde el baño me llamó, diciendo que tenía un problema, y cuando llegué en su ayuda lo único que necesitaba era más cariño y, claro, como siempre, yo estaba dispuesto a dárselo.

You said we're fatally flopped /When I'm easily bored Is that okay?

Esta tía está enferma, pensé, pero seguí leyendo, ya quedaba poco y al final de mail, además de mandarme mil besos y un abrazo para mi novia, que no sé porqué sigues con ella, darling, con lo exigente que eras tú, me dice que quizá un día venga a verme, y nos escaparemos como siempre, por ahí, a jugar un poco.

Me imagino a su pobre novio, despeinado y cornudo como un alce, esperándola al salir del metro, y ella sale hablando con un rumano, y quedan para después. El sonríe, y la abraza, ella le chupa los molares. Robbie suelta sus últimos versos:

Screw you /I didn't like your taste /Aniway, I chose you/ Let's all gone to wasted Saturday/ I'll go out and find another you

Cierro mi correo, y salgo al gimnasio, ojalá no vuelva a ver a la Ninfo, pero si eso pasa, intentaré, esta vez, no acostarme con ella. Siempre me deja la espalda hecha polvo.

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