viernes, junio 26, 2009

¿Eres tú?


- No tengo catálogos de la Virago 250 - dijo Adriana.
- Ni de ninguna otra, me imagino.
- No, bájatelos del Internet - aconsejó.

Salí del concesionario Yamaha preguntándome cómo una tía guapa podía tener una voz tan horrible, como de ardilla o personaje secundario de Dragonball. Mientras bajaba por la avenida recordé las risas que Julio y yo nos echamos, horas atrás, cuando le dije que mi jefe se parecía a Goofy.

- Es igualito, huevón - me dijo, colombianísimo - puta que risa.
- Sólo le falta golpearse con las paredes, o caer por las escaleras mientras ríe.

El ruido de los motores y los claxon seguían formando parte del sonido de Madrid, y yo, de jueves, me reía como un loco. Recordé también a Natalia discutiendo con Dario y diciéndole que lo habían despedido de Accenture porque era un inútil. Me compadecí del pobre y me detuve frente a un escaparate de Mazda. Alguien gritó algo de cagarse en los muertos de una hija de puta. El vendedor me miraba desde detrás del cristal implorando al patrono de los préstamos y las deudas que me animara a entrar. Seguí de largo.

- Es igualito huevón, y mira cuando se sube a la moto. Parece que lo han dibujao'.

Recordé que me había quedado sin té helado y me metí a un Ahorra Más a comprar un par de botellas de litro y medio. Sol se beberá una ella sola, pensé, así que mejor me aseguro. Una viejita pagaba con monedas 200 euros de compra. Pasé por la pescadería soñando con un par de rodajas de salmón, pero mucha más gente había soñado lo mismo y asumí mi derrota. Cogí el té y me largué. Al salir una gitana me pidió dinero y me escondí detrás de mis gafas de sol. Entonces fue cuando me pareció ver a María. Subía en dirección contraria, distraída como siempre.

- María, - le dije - hola.

Me miró. O mejor dicho, miró hacia donde yo estaba, pero la expresión de su cara no cambió. Era como ver a una tortuga rubia fumando marihuana y enfundada en un vestido marrón que le quedaba grande. Pasó de largo, dejando un rastro de humo gris como el de las locomotoras de las películas viejas del oeste.

-¿Hola, Maria? ¿Aló?

Ni . Siguió con su cansina subida pensando, seguramente, en cómo concentrar su energía para lanzar un Kame-Kame-Ha. Seguí, entonces, bajando con mis bolsas de supermercado pensando en que ésta tía debería cambiar de camello.
Pasé al lado de la autoescuela y quise preguntar si el examen para el que me había inscrito valía para todo tipo de motos o sólo para las de 250cc. Pero vi desde fuera que había gente esperando y me dio pereza.

Antes de entrar en casa vi que la depuradora ya casi había terminado de limpiar el agua de la piscina y me imaginé chapoteando como un delfín preñado. Sol me esperaba sentada en el sofá con un diccionario en la mano y traduciendo lo traducible.

- He visto a María - le dije.
- ¿Ah, si? ¿Cómo está?
- No sé, me ha mirado, pero no me ha visto.
- Estaba drogada ¿o qué?
- Fácil. Si se metía de todo la tía.
- Igual te ha ignorado.
- Puede ser. Creo que no se tomó muy bien el que no quisiera follar con ella.
- ....

Me tiré en el sofá y no había nada en la tele. En mi mesa descansaba el comic Watchmen, pero no tenía fuerzas para cogerlo. Mi nuevo disco de John Lennon me pedía que lo llevara al día siguiente al trabajo para sobrellevar el atasco cantando "Power to the People". Le dije que sí. De la calle llegaba el ruido de unos niños jugando y mientras me quedaba dormido, en calzoncillos, imaginé a María y a Goofy encontrándose en la estación de Atocha.

- Es igualito huevón, - dijo Julio - qué mamón eres buscando apodos a la gente.

lunes, junio 22, 2009

La tía Tolete


Estoy sentado en Atocha, escuchando a Gianmarco y leyendo a Christian Jacq en francés. Dario, mi nuevo compañero, me ha recomendado a su nutricionista para que me ayude a recibir el verano en mejor forma. No creo mucho en esta gente, pienso que se aprovechan de los gordos para engordar su cuenta corriente.

- Me ha ayudado mucho - dijo - con sólo verme supo que mi cuerpo estaba 45% por encima de su nivel normal de grasas y 60% con más líquido de lo normal. ¡Es un genio!
- No sé, tío - contesté, sin soltar mi cerveza - voy a ir para que dejes de dar por culo, pero nada más.

La oficina de la nutricionista no era tal, en su lugar había una tienda herbolario/naturista que, además, formaba parte de una franquicia. Decepcionado, y a punto de salir corriendo, pregunté por la nutiricionista a una gorda que devoraba una barrita de muesli.

- Soy yo - bramó el cetáceo -, ¿eres el amigo de Dario?

Pasamos a su "despacho" que no era otra cosa que una mesita llena de manchas de mermelada. Me senté frente a ella en una silla pegajosa. No estoy gordo, le dije, como tú, pensé. Ella me dijo que me veía un 30% por encima de mi nivel de grasa y 55% con líquidos retenidos. Levanté una ceja, concediéndole al menos el mérito de haber cambiado las cifras aleatorias de diagnóstico.

- No me vas sacar sangre ¿o algo?
- No, no - abrió un cajón - vas a seguir esta dieta, baja en grasas y además tienes que tomar estas pastillas con cada comida - la hoja tenía algunas migajas pegadas.
- Y esas pastillas las venden...
- Aquí mismo, en mi tienda.

La cosa iba tomando forma. Y mientras yo pensaba en huir como Jonás, de la ballena, la gorda me hizo one moment con un dedo, y sacó de su cajón de las dietas un sandwich descomunal al que le dio un bocado que me dejó aterrorizado.

- Entonces - pregunté - con estas pastillitas perderé esos siete kilos que tengo de más.
- Y con la dieta, no olvides la dieta.
- Ah claro, la dieta es vital - dije-, ¿por qué no la haces tú, pedazo de cerda? - pensé.

La gorda me hizo another moment, después de chuparse un dedo y me dejó sentado en la sillita pegajosa. Leí rápidamente la dieta y vi que me prohibía los quesos, los flanes, la papa, el arroz, el pan, las frutas por la noche, los huevos fritos y los embutidos. Podía comer carne o pollo, pero sin sal y sin aceite. Me imaginé, entonces, alimentándome sólo de lechugas y zanahorias como los conejos de mi abuela (que además eran gordos, según recuerdo) y estuve a punto de llorar.
La tía Tolete volvió de las tinieblas de la trastienda con una cocacola en la mano y se sentó de golpe. Su silla gritó de dolor.

- Creo que voy a pasar - dije, diplomático a más no poder - no estoy tan gordo y no quiero alimentarme a base de pastillas y gelatinas.
- Pero, estar delgado es saludable - argumentó, sin soltar su cocacola - ¿no lo ves como una inversión?

Preferí no responder, gracias por tu tiempo, gordita dije y me levanté de la silla pegajosa. La gorda no pareció sorprenderse, y cuando estuve fuera vi a través del cristal que empezaba a zamparse un chocolate XL.

A la semana siguiente Dario me preguntó que cómo iba mi dieta, y yo le dije que había perdido tres kilos. Feliz, me dijo que su nutricionista era la mejor, y no pude evitar confesarle que no había sido ella, sino un artículo de Men's Health quien me había ayudado. Además de muchas horas de gimnasio. Su decepción fue muy notoria, y sólo atinó a decir pues a mí si me ha valido, tío, y yo me encogí de hombros. La camarera del restaurante llegó a nuestra mesa y preguntó si sabíamos ya lo que queríamos comer.

- Buffet de ensalada y una pechuga de pollo a la plancha - pidió Dario.
- Yo quiero paella de primero y aguacate relleno- dije, disfrutando el momento.
- ¿Para beber? - preguntó la camarera.
- Agua - dijo él.
- Cerveza - pedí yo.

Cuando llegaron los platos el pobre Dario se relamía como un perro vagabundo.Estuve a punto de tirarle un hueso.

Thanks, Perich

jueves, junio 04, 2009

El año que pasé contigo


Abril: Te cedo el asiento, pago las cocacolas los helados y la canchita, caminamos de la mano, te miro las tetas de reojo, me encanta tu sonrisa, Luis Miguel canta para nosotros cuando llueve (aunque en Lima llueve poco) tus viejos me adoran, el sexo es un sueño no muy lejano, thanks god.

Mayo: Nos sentamos juntos, te cedo la ventanilla, sigo pagando las cocacolas y los helados, mis manos ya conocen tus tetas, tus manos me conocen por completo, tus viejos ya me conocen, me encanta tu hermana (es tan alegre), tu perro siempre me recibe cuando voy a buscarte, el sexo ya no es tabú.

Junio: Me ganas el asiento en las combis, pagas tus cocacolas y descubrimos que ambos preferimos Sprite (el helado engorda), tus tetas son pequeñas, tu viejo me aburre y descubro que tu vieja tiene mala fama en el barrio (pero no creo los rumores), de vez en cuando ceno en tu casa, no sé si tu hermana se rie conmigo o de mí, tu perro me odia, hemos roto mi cama un par de veces, somos felices.

Julio: Odio ir en combi (¿tus viejos no te dan para el taxi?), te compras una Sprite y olvidas la mía, recuerdo las tetas de Daniela (mejores que las tuyas), tu viejo es un cornudo (confirmado), paso de cenar en tu casa one more time, tu hermana me detesta, tu perro me mea, el sexo está bien, pero ya no es nada del otro mundo, ¿dime, adónde va el amor?

Agosto: ¿Caminamos?, te bebes mi yogurt, te compras una camisa con un súper escote para ir a estudiar, ¿cómo dices que se llama tu profesor favorito?, Daniela me llama tres veces al día, tus viejos me ven con recelo, escucho Nirvana y no pienso en ti, mi hermanito dejó a tu hermana y ahora ésta me odia a muerte, pateo a tu perro sin que me veas, voy al urólogo porque el sexo se está yendo a la mierda y creo que es mi culpa.

Septiembre: Ya no caminamos juntos, planeas un viaje de fin de curso sin mí, Daniela y yo no hemos llegado a nada, tu viejo me cita para advertirme de que si te hago daño me hace mierda (me aguanto la risa), escucho a Chayanne y me pregunto ¿en qué estamos fallando, niña?, mi hermanito sale con una que está más buena que tu hermana, tu perro empieza a quererme pero ya es tarde, hago caso al urólogo y cuando follamos pienso en jugar al fútbol.

Octubre: Nos vemos poco, dices que tu viaje de fin de curso fue genial y (sin venir a cuento) dices que no pasó nada con nadie, me cruzo por la calle con tu viejo y sólo nos falta desenfundar los Colt, Luis Miguel canta ahora de amores que hasta que me olvides voy a intentarlo, tu hermana me pregunta que cuándo me largo del país, mientras follamos pienso que no es una mala idea esto de largarme.

Noviembre: Vamos al cine con más gente, cada uno compra su cocacola, tu profesor favorito (¿Manolo, Alberto? ) dice que puedes ayudarle con unas tutorías, tu viejo me recibe en calzoncillos cuando voy a buscarte, vuelvo a mis discos de Nirvana, le digo a tu hermana que ya tengo el pasaporte, me dices que ya no sientes nada al hacerlo conmigo, Daniela no opina lo mismo.

Diciembre: Vienes a una fiesta y mis amigas se burlan de ti, salgo con tus amigas y las aburro con mis ideas, "el profe (¿Julio, Lucho?) es más chévere" susurran sin saber que tengo súper oido, me encuentro con tu vieja al salir de una discoteca y ella finge no verme, al día siguiente follamos en tu casa porque ahora me siento a prueba de balas, te digo que tengo el visado listo y pienso "ojalá el urólogo hubiera visto lo que acabo de hacer"

Enero: Mis amigos me piden que no te lleve a nuestras fiestas, tus amigas te piden lo mismo, empiezas a vestir mejor y te maquillas más, sales por ahí con tu vieja, My Girl, my girl, don't lie to me, me invitan a cenar a tu casa y digo que no me gusta el trigo, tu hemana me dice que no haga ruido al tomar la sopa, tu perro se folla mi zapato, me largo y al día siguiente compro un viaje a Madrid.

Febrero: Veo pasar a tu vieja súper arreglada y le silbo, ella me hace chau con la mano y me guiña un ojo, me llamas y dices que no podrás venir a verme, empiezo a salir más con mis amigos aunque en el fondo quisiera estar más contigo, bailo hasta la madrugada y una tía me da un teléfono falso que sé que es falso y tiro a la basura, una chiquilla (que está más buena que la última)llama a mi puerta y pregunta por mi hermano y yo me pregunto en qué me estoy equivocando, te mando un SMS confirmando la hora y el día de mi vuelo.

Marzo: Mis amigos y tú me despiden en aeropuerto, sé que no te veré en mucho tiempo pero me da más pena dejar mi casa, tu vieja vino a verme unos días antes y me dijo "yo te la guardo" y yo no sabía a qué se refería, escucho otra vez la primera canción de Luis Miguel que habla de lluvia y ya no me pasa nada en el cuore, paso los controles y me imagino tus lágrimas pero sólo puedo pensar que ya no tengo que pagar cocacolas, ni esconderme de tu viejo, ni escuchar historias de tu profe, y decido cortar por lo sano apenas llegue a Madrid. Cuando aterrizo intento recordar (sin éxito) cómo eran tus tetas.