jueves, noviembre 30, 2006

Papeleos, los justos


Debí sospecharlo al salir del metro, cuando vi en la publicidad la cara del niño Torres corriendo hacia la nada y al lado seis animales con la frase “mírame a los ojos, por favor, ¡no me comas!” sobre sus cabezas. En la calle sonaban petardos (por un momento pensé que eran balas) y olía a pólvora. Las calles estaban cortadas por patrullas y anti disturbios y frente a la comisaría a la que iba había una multitud que, entre risas y cigarritos, gritaba lemas y se abrazaba fraternalmente comentando el último balón de oro, que llegó a pies de Cannavaro. En sus manos llevaban pancartas azules con lemas “una policía bien formada es una policía mejorada” “menos demagogia, más paga” “araña, araña, araña, mi jefe no se baña”, y por los suelos se veía el rastro de uno que otro vasito de cerveza que, furtivamente y sin faltar a sus ideales, alguno habría bebido.

Llevaba en mi carpeta, bien planchaditos, todos los documentos que me faltaron cuando, tres días antes y en esta misma delegación, rechazaron el trámite de mi renovación de residencia. Entonces volví a casa jodido, con el rabo entre las piernas, y cagándome en la madre del funcionario. Ahora, venía preparado y no podía ni quería fallar. Usé el carnet de prensa que me regalaron (salvo error u omisión) en la revista en que solía trabajar, fingí entrevistar a un poli, y luego de que me soltara rollos sindicales y de convenios colectivos, le pregunté, a modo de comentario, si allí se realizaban trámites de renovación. Dijo que sí, pregunté los requisitos y me los recitó de memoria.

_ Entonces, ¿podría aprovechar y\npresentarlos ahora? Es que llevo todo eso encima –dije y no me puse ni colorao.
- Claro hombre – dijo, el policía, y a la vez que me los sellaba preguntó: - y esto donde sale.?
- En canal Castilla La Mancha – mentí, y recordé a María, la de marketing con la cabeza metida entre la bandeja de papel y los cabezales de la SX8R.
Salí triunfante, y mi sonrisa me daba un aire de marihuanero que nada me podría quitar. La publicidad del metro era la misma, pero ahora, me entraron ganas de comer un poco de cordero.

viernes, noviembre 24, 2006

De peloteros está lleno el mundo


“No siento las piernas, Charlie.” pensaba, sentado en el bus, mientras escuchaba a Sting y leía a Asimov.

No, no es pa’ tanto pero después de una hora de fútbol con los compañeros botas toda la adrenalina y el stress de la semana. Intentamos jugar una vez por semana, pero aquí llueve de verdad, nada de mariconadas de garúas ni cosas por el estilo, y por eso nos vemos obligados, como ayer, a pagar 38 euros por alquilar una canchita cubierta en un polideportivo, con sus camerines y todo (y la vergüenza eterna de mostrar las miserias en público).
Me puse la de Waldir. Había empezado a notar que mi rendimiento futbolístico no era el mismo con la camiseta de Toshiba, y por eso decidí volver a los colores de toda la vida, la blanquiazul no me falló y se portó como siempre: 4 goles adentro y 44 afuera, una patada al aire y poco más. Los demás tampoco es que brillaran, pero la verdad es que hubo uno que se movía como lombriz, y cada vez que pasaba a mi lado, haciendo la misma jugada, yo pensaba: “si fuera un partido de verdad, yo ya tendría amarilla y tú un esguince de tobillo, hueveras”.

Y es que vivir en la civilización (defino civilización: sueldo respetable, casita con sofá propio, dvd, periódico de los domingos…) adormece, y cuando sales a correr, una vez a las quinientas, es como el sexo, duras como mucho quince minutos y ves lejano el día en volverlo a hacer, a veces es peor, y cuando descubres un parque perfecto para el footing, piensas que está a 400 metros de casa, y buscas un parking cercano para dejar el carrito, bien listito, para recogerte cansadito, y no tener que caminar solito, de vuelta a casita, como la mariconcita en que te has convertido.

Pero me resisto, alterno la escucha del último disco navideño de Luis Miguel (una mierda) con partidos esporádicos de fulbito, a ver si vuelvo a ser el de antes, durar más de quince minutos y tener ganas de querer meterla otra vez. Y a la pelota también.

jueves, noviembre 16, 2006

Superman Forever


Siempre me han gustado los superhéroes con traumas. Cuando daban los superamigos era feliz: Batman, un terrestre normal que traumado por la muerte de sus padres se hace luchador contra el crimen; Aquaman, único humano capaz de respirar bajo el agua, pero que quería vivir en la tierra; La mujer maravilla que tenía la fuerza de 20 hombres, corría más rápido que las balas y todo eso, pero trabajaba de secretaria; y claro, Supermán, extraterrestre cuchuflai que al llegar a la tierra se hace poderoso gracias al sol, pero que quiere ser un hombre normal, con perrito normal, y novia normal (mucho pedir).

Me lo imagino (que pa’ pensar huevadas nadie me gana) llegando a casa un día de noviembre, en que salió de casa de noche para ir trabajar y vuelve de noche, y, aunque sean las siete, no le apetece más que sentarse en el súper-sofá, abrir una súper-cerveza y rascarse los súper-huevos. Pero, como el hueveras escogió vivir una vida normal, esa paz no podría durar mucho. Minutos después de que el súper-sofá adoptara la forma de su súper-culo kryptoniano, llegará la súper-esposa le diría lo súper cansada que está, lo súper pesadas que son sus amigas, y lo súper difícil que fue su mañana. Superman trataría de ignorarla, pero su súper-oido escucha hasta los pensamientos de su pareja y, así, no hay quién viva. Eso te pasa por no haber aprovechado tus poderes, le diría, ¿por qué no aprovechaste tus rayos x para ver a todas las tías en pelotas? ¿por qué no viste el final del mundial de fútbol, y al saber el ganador, por qué no volaste alrededor de la tierra, retrocediendo el tiempo para poder apostar a ganador ? Es que esas cosas sólo se nos ocurren a los simples mortales.

Alguien me dijo que los comics surgieron en USA como una expresión representativa de la inmigración, por eso los héroes eran gente marginada, que venían de realidades distintas, capaces de renunciar a todo con tal de encajar. No me lo trago. No me imagino que todas las veces que un africano es puteado en Europa, diera siquiera para medio súperheroe, como mucho, para una de las miles de películas malas que hace Samuel L. Jackson al año (la última, con Elsa Pataki, putón español de moda). Ni siquiera los héroes modernos me hacen gracia. Robert Langdon, que según Dan Brown era un atractivo cuarentón, especialista en lenguajes extraños y en saltar por las calles de París, se convirtió gracias a Ritchie Cunningham en Tom Hanks: un cincuentón con papada que difícilmente sabía combinar los colores y que no conquistaría a Audrey Tautou ni aunque ésta se quedara bruta, ciega y sordomuda.

Por eso, cuando Brandon Routh (modelo publicitario) se convirtió en el nuevo Superman gracias a que medía 1.90 y se parecía un huevo (palabras de la Warner Bros.) a Christopher Reeve, fui corriendo al cine, secuestré a mi hermana (mi novia no quiso ir ni auqnue ofrecí pagar su entrada) para que me acompañara y, la verdad, me lo pasé bastante bien. La misma música, casi el mismo protagonista, y Lois Lane, por fin, estaba buena que te cagas (aunque con más tetas hubiera sido mejor, como la de la serie Smallville, pero sin arrugas en la cara). Ahora, este finde intentaré comprar el pack de todas las películas, extras, entrevistas, librito, foto tridimensional, cajita de metal y pedazo de kryptonita que venden a 60 euros por medio Madrid. Así me sentiré un poco superhéroe, gastando súper-dinero en una súper-tontería, que me hará feliz un súper-momento. Pero valdrá la pena.

miércoles, noviembre 15, 2006

Bon Mariage


Delphine y Raphaël se casan.
Lo hubiera sospechado de cualquiera, menos de ellos dos. Ella trabajó como comadrona durante más de año en una pequeña isla, él estudiaba en un colegio de ingenieros. Solenne siempre los usaba como ejemplo cuando yo decía que nuestra relación (a distancia) era una mierda, y me contaba como ellos aprovechaban al máximo el tiempo cuando se veían, no como nosotros, que nos pasábamos peleando cuatro de los seis días al mes en que podiamos vernos.
Soy testigo de esa efusividad: una noche, cuando quedamos en París para disfrutar de la réveillon, a ellos les tocó dormir en el suelo, mientras que nosotros, a un par de metros, dormíamos en la cama; pero, entre el silencio de la noche pude escuchar unos pequeños jadeos, como de gatito abandonado en el techo, esos jadeos se prolongaron por casi un minuto y acto seguido Raphaël y Delphine fueron, uno tras el otro, al baño. Solenne se indignó en silencio y yo, como casi siempre condenado a la abstinencia, los envidié en un morboso mutismo.

Dos años después los volví a ver, él ya terminaba su carrera y estaba decidiendo el tema de su proyecto final (que coincidía mucho con el mío, espero que no fuera igual de inútil que mi "Estudio de las TI en la Administración de recursos humanos), ella seguía trayendo niños al mundo, y ahora ya me miraba a los ojos (es muy tímida) y me confesó que mas de una vez le dio miedo que uno de esos engendros se le resbalara y cayera pesadamente al suelo. Cómplice, le dije que si se caían, no sería necesario darles una palmadita en las nalgas para hacerlos llorar.
La relación entre Solenne y yo pasaba esos días por su época más fría, y hasta los patos que veía desde la ventana de Sandrine y Fred tenían más actividad sexual que yo. Y encima, volaban. Por eso, cuando me enteré que pensaban casarse, me sorprendió muchísimo, y quise felicitar a Raphaële pero, por culpa de mi terrible francés no entendió el mensaje y Sol tuvo que traducir mi emoción, sin mucho éxito me imagino. Planean hacerlo en verano, y disfrutar asi de los beneficios fiscales del matrimonio. Yo los veo desde muy lejos, y a veces (por intervalos de pocos segundos) los envidio por tener su vida casi decidida. Viven en París, caminan a orillas del Sena, etc. Algún día (lejano, creo yo) Sol y yo nos decidiremos, pero por ahora, lo más importante es decidir si me deja comprar el pack completo de las películas de Superman (58 euros).

Felicidades.

viernes, noviembre 10, 2006

De..SIMO


No se crean que estar en SIMO es lo máximo. llegas con tu aureola de expositor y en la puerta te encuentras con diez torniquetes que sólo responden cuando introduces un pase especial, pero que aún así (Spain is different) tienen al lado "personal autorizado" que vigila que no te cueles by the face. indignado, vas hasta la ventanilla de acreditación de expositores y dices "hola soy un Toshiba's boy y necesito un pase de expositor, please", pero la arrugadísima encargada dice que eso debió dártelo tu jefe, que no es su problema si no puedes pasar, que la dejes hacer su Sudoku, y que le digas a los de Toshiba que ya está hasta los cojones de que le pidan pases gratis, que cuestan 6.40 euros, que no sean ratas. Obviamente se te pone la cara roja y ni siquiera cojes los caramelitos que tenía sobre su mesa.
Media vuelta derecha, derecha.
Llamas a tu oficina a pedir ayuda y un compañero tuyo sale a recogerte, por unos segundos eres
"Aurelio Benvenuto, de Etiquetados Generales" y el torniquete se abre dejandote pasar.Llegas al stand, en el pabellón 1, y te parece que cuando venías como visitante todo era más bonito, más ordenado, más tecnológico y con mas glamour, si se quiere. Ves a tus compañeros en traje (puteados como tú) y sabes que no te vas a divertir. "este año compartimos stand con los portátiles de Toshiba - te dicen- así que si alguien te pregunta por ellos, los mandas a tomar por saco".
Entonces, te tragas tu curiosidad y no preguntas nada sobre el portátil de última generación que viste por la tele, ahora ellos son el enemigo. lo bueno, es que ahora las azafatas ya no te ven como el estudiante tonto de todos los años, ahora eres un expositor hecho y derecho, te sonríen, te dan cervecitas,zumitos de naranja,y hasta dejan que veas se canalillo sin mucha discreción y con cierta alevosía. por eso, los primeros minutos los dedicas a beber cerveza y sentarte en los sillones de diseño que están a tu alrededor, hasta que ves llegar a tu jefe y enseguida te pones a mover cajas, sonreir a los visitantes y pararte más derecho que un guardia real.
cuando ya no puedes más preguntas: "y lo del escaqueo, ¿como va?" y tus compañeros solidarios te dicen que hagas como que vas a ver a la competencia, y busques las zonas muertas, compres una coca-cola y te sientes a dejar pasar los minutos. tú, inocente aún, preguntas que qué pasa si tu jefe pregunta que has visto de nuevo, y ellos te dicen que basta con recitarle el último newsletter (que debes haber leído antes, ahí está el truco) de la competencia y quedarás como dios. como yo no lo había leído seguí alli parado hasta que alguien me dijo que era hora de comer. Y ya, para acabar el día, tienes que atender a la prensa, poner buena cara y tu mejor perfil para la cámara y parecer creíble cuando dices que tus productos son los mejores del mercado, sin que te dé la risa. pero como en esto también era nuevo, se me atascó la corbata en la impresora, y la reportera del Canal Castilla-La Mancha tuvo que interrumpir la conexión en directo por problemas técnicos. Por suerte alguien tenía una tijera a mano.
O sea que espero no repetir esta experiencia, de pie casi 10 horas con los tobillos y la espalda doliendome como si estuviera embarazado. La próxima vez finjo estar enfermo, o me leo el
último newsletter.

viernes, octubre 13, 2006

Esquizofrenia de grifo


Frente a un té helado, en una terraza de La Latina, hablaba con una amiga psicóloga sobre el clima, los coches, Alonso, Schumacher, Maradona, Zidane y la revista GQ. Le conté que últimamente me notaba extraño. Que había dejado de pensar en los demás, y me notaba retraído, ausente, como que todo me llegaba al mismísimo y que no creía que pudiera salir fácil de esa situación.
- No seré esquizofrénico? - pregunté, inquieto, mirando al semáforo.
- Calla huevón - me dijo, sincera como siempre y sin descuidar su vermut blanco.

Sonreí de lado y retomé la conversación con la máxima elegancia. Ignorando los panchitos que el camarero nos había traído. Seguro que ni se había lavado las manos al servirlos, pensé.

- En serio, flaca. He leído por ahí que los esquizofrénicos oímos voces, y a mí me pasa eso.
- ¿Ah, sí? - chupa el cigarro con desdén - y, ¿qué dicen? - expulsa el humo.
- No mucho: que compre té helado, dvd's vírgenes, que no me olvide de tirar la basura o de afeitarme las ingles.
- ¿Las inglés? - cigarro inmóvil, vermut abandonado - picará me imagino.
- Un poco - panchito a la boca - pero te acostumbras. va mejor para el sexo oral.
- Eso dicen - cigarro recuperado - la voz que escuchas, ¿es de hombre o de mujer? Olvídate, te voy a decir algo para que estés tranquilo. Los esquizofrénicos se caracterizan por tener ideas delirantes, que son pensamientos extraños que percibe como reales. Por ejemplo, pensar que hay un extraterrestre en casa.
- Mi cuñada no cuenta ¿no? - interrumpí, no puedo con mi genio.
Ella me sonrió incómoda, como diciendo déjame terminar, hueveras.

- Otras ideas son creerse que se es un personaje histórico - dijo, y con un gesto pidió otro vermut al camarero, que la miraba idiotizado - como Napoleón Bonaparte o incluso Dios.

El camarero volvió en un minuto, con su vermut y unas croquetas que, según él, eran caseras, puso el plato delante de mi amiga, que ni lo miró, y, después de una calada profunda, siguió con su clase de psicología.

- El esquizofrénico sufre alucinaciones que son principalmente sensaciones visuales y auditivas. Pueden oír voces que les incitan para hacer algo en concreto,- cogío una croqueta, la olió y la lanzó a dos metros de distancia, a una papelera. Tres puntos - pueden ver un objeto, o una persona que no existe en realidad.
- A tanto no he llegado, flaca, he pasado días enteros solo en casa y no me he imaginado a nadie.- Engullo una croqueta- Pero sí te llamé un par de veces para recordar como sonaba mi voz.

Me mira por encima de sus gafas Hermes, apaga el cigarro sobre la mesa. Creo que la aburro. Busca algo con la mirada, a su izquierda, abre su agenda y escribe algo. Sorbo al vermut, vuelve a mí, al fin.

- Tu lenguaje no es desorganizado - diagnostica - ni con incoherencias aunque de verborrea, sí se te podría acusar.- más vermut pa adentro - Una persona que está teniendo un episodio agudo de
esquizofrenia puede verbalizar sonidos o palabras ininteligibles para las personas que le rodean.No es tu caso.

Me quedo más tranquilo, y ahora llama al camarero y le espeta que este vermut no es de grifo, que no lo va a pagar, que ella no es una puta guiri a la que se le puede engañar tan fácil. El pobre hombre, coje el vaso y se lo lleva, haciendo reverencias como si fuera un japonés entrando al metro de Tokio, y vuelve a los pocos segundos con otro vaso de vermut, y le dice que va por cuenta de la casa. Ella vuelve a sonreir.

- Me has dejado más tranquilo, - le digo, retomando el tema - ahora sé que solo soy un poco raro.
- Eso sí, porque otro rasgo característico de la esquizofrenia es que el que la sufre no tiene conciencia de la enfermedad, - se acaba el vermut, se inquieta y juega con los hielos del vaso - puesto que las ideas extrañas que tiene las siente reales. Tú no, tú hasta le pusiste nombre a la enfermedad imaginaria. Sólo tienes que desahuevarte y listo.

Mira el reloj, se levanta y hace el gesto de sacar dinero de su bolso Gucci, que no es falso como la mayoría de los que he visto. Le digo que no, que pago yo, por la clase gratis, bromeo. Me sonríe y me lanza un beso antes de salir volando para aprovechar que hay un taxi libre. Me hace chau con la mano desde dentro. Desaparece.
Respiro hondo, y bebo tranquilamente lo que queda de mi té, Madrid no me había parecido antes tan bonita, con gente de todos los colores, y ese cielo azul que invita a la relajación. Lástima que no pudiera comprar mi casa por este barrio, reservado a los famosos de turno. Viene el camarero le pido la cuenta y le digo que lo de la señorita lo pago yo.

- ¿Qué señorita, caballero? - me pregunta - usted ha estado solo todo el tiempo.

lunes, septiembre 25, 2006

El Atasco


Despues del atasco sigo vivo. No se que fue peor, pues esta mañana tuve tres contratiempos: mi móvil se quedo sin bateria para poder reproducir el disco de Michael Buble (en su Ipod Mode), un idiota se quedo dormido en el carril central de la N-II y jodio a miles de personas, y para rematar la faena detrás de mi (y al lado) se sentaron las marujas de las 7 y 25 (siempre salen a esa hora) que no se callan ni debajo del agua.

- Cabáramos, todas las mañanas lo mismo, coño.
- Mubiera ido con la hija de la puri, qesea comprao un coche nuevo.
- La niña de la puri? La fea?
- Esa misma, pero ni es nuevo ni es ná.
- Ya.

7 y 50 y recién estoy por el segundo semáforo, encima me toca el conductor noble que deja pasar a todo el mundo y la mierda colgante ésa ya ha cambiado de rojo a verde mil veces y yo sigo en el mismo sitio. Y mi Ipod callao. Ni siquiera he tenido tiempo de comerme mi croissant con queso y, de la verguenza, lo he encaletado en el bolsillo de mi pantalón negro.

- Poseso, que la hija de la puri, tiene coche nuevo.
- ¿Y de dónde ha sacao las pelas
- Es puta.
- No jodas, y ¿tú cómo lo sabes?
- Porquel de los frutos secos me la contao. Dice que sa follao a medio barrio.
- Cobrando
- No sé, mujer, hasta ahí no llego, pero es igual ¿no?
- No, si no cobra, no es puta. Es un putón
- Vasereso.

Y encima que quería mostrar a primera hora mi chaqueta nueva, ya me veía yo entrando radiante a Toshiba, pero nada. Con lo que me costó ir de compras con tres mujeres: mi novia, que no estaba en sus mejores dias, mi mamá, que se entusiasmaba por todo (desde un especiero hasta unos zapatos) y mi hermana, que se probaba todo, lo compraba y después lo olvidaba en los probadores, provocando que mamá entrara como un rayo y pillara en calzoncillos a un sonrojado españolito. En el bus, nos imaginamos en voz alta que el problema sería el puente nuevo que hacen a la salida de Alcalá.

- Vaser el puente de los cojones.
- ¿Qué puente?
- Ese de la rotonda de las putas.
- ¿Qué le pasa al puente?
- Que le van hacer mas ancho.
- Y ¿paqué?, digo yo
- Paque salgan a la de Guadalajara los de mejorada.

Llamo a mi trabajo: Juanjo, voy a llegar tarde, le digo. ¿Dónde andas? Me dice. En un atasco de tres pares de cojones, le digo. Ya te queda menos, me dice. Dile a Roberto, a eso de las 9 y media que llega, lo que me ha pasado; le digo. No te preocupes, me dice. Y veo que la fila de coches no termina, y sin que nadie lo note, saco mi croissant con queso y me lo zampo de un solo bocado.

- Abra las\ntrampillas del techo, oiga, que mentra un sofoco.
- Que te pasa conchi?
- Que mahogo, o no, no mahogo, pero como que mahogo
- Es quéste ha puesto la calefacción.
- No, no, coño, que mahogo porque mahogo.

Dios, en vez de un descapotable quiero un helicóptero como segundo vehículo.

martes, septiembre 12, 2006

¡ Anda, Jura!


Dejé pasar 40 minutos para llegar tarde a mi cita con el reino de españa.
Porque, según mis cálculos, gracias a el conductor del bus que siempre arranca cuando llego a la puerta, el atasco de salida de Alcalá de Henares, uno que otro choque en la N-II, y el atasco de entrada a madrid, me tomaría una hora y media en llegar a mi destino. Y no fallé. Al salir del metro, me cayeron encima veinte repartidores de periódicos y los esquivé gracias a mi agilidad felina y a mi cintura de avispa (que un dia fué). Llegué a la fila y le pregunté, por cortesía, al último: "¿es usted el último?" y me dijo que no, que él sólo era un yonqui que se habia puesto alli recostado en la pared, y sin querer se vio mezclado con todos estos extranjeros que (ilusionados unos, aburridos otros), iban a jurar fidelidad a don Juan Carlos; tras esa confesión, escondí mi móvil 3G en el fondo de mi bolsillo.
Me leí cinco capitulos de Los Tres Mosqueteros, antes de que apereciera un funcionario (¿porqué todos usan camisas a cuadros?) y, a media voz, dijera que pasemos de uno en uno y con la citación en la mano. recordé a mi hermana, que la noche anterior, cuando le pregunté si tenía que llevar fotos o algo me dijo:
- no, pero te emocionas muuucho cuando juras.

Nos tocó la sala III, y estuve allí, con 60 personas más (30 de pie) durante media hora, sin aire acondicionado y sudando a chorros, y por todos los poros (sobretodo los vergonzantes) no como dice mi tió que sudamos los peruanos: por los pómulos y por la frente. Leí tres capitulos más y justo cuando D'artagan ya volvia con el duque de Buckingham hacia Paris, hizo su entrada el magistrado en pijama, acompañado de su secretaria. Ambos olian a cafe.

- Como somos muchos vamos a hacer una jura colectiva.- dijo, sin mirar a nadie.

Y tuvimos que repetir, todos a la vez, la parrafada que el leía y que les defino a continuación: "juro o prometo fidelidad a s.m el rey de españa, y respetar las leyes y la constitución española". Yo sólo moví los labios, (muuucha emoción... las huevas) como cuando cantaban el himno en mi colegio, o como cuando se reza el padre nuestro en la iglesia. En cambio a mi lado una mujer (que le dijo a quien quiso escuchar, que era lemeña y que estaba orgollosa de ser española) lloraba a mares y obligaba a su hijo a hacerle fotos al lado del juez y de la bandera española. Salí de allí con un juego de papeles arrugados que tenia que llevar al registro civil (otro), asi que me metí al metro, seguido por mis amiguitos de juramentación. Había uno que se parecía a Mike Tyson, ya en su declive, dos chicas bastante feas, un gordo con una camiseta jean sin mangas (que asco), y un tipo con traje, sin corbata, despeinado, y que escuchaba a todo volumen el sgt. peppers lonely hearts...era yo.

La plaza Benavente es uno de mis rincones más queridos de madrid, allí paseaba solo, y con Solenne cuando ya nos gustaba ir de la mano, allí esta mi cine preferido y una heladería barata. Nunca habia visto ni de reojo la Calle de la Bolsa, y ahora tenia que estar alli, parado, bajo la lluvia moja-tontos, una hora. Hay que joderse. Nunca falta en estos casos la "loca de las colas" esa que todo lo sabe, la que tiene todos sus papeles ordenaditos, en carpetas de colores, y que rellena los formularios, siempre, con letra clara y legible, rápido, para poder servir de voluntaria ayuda a los pobres desvalidos que no saben ni qué poner donde dice: "nombre". Y me tocó estar justo detrás de ella. Llenó tres formularios, adivinó la fecha de nacimiento de un par de chicas, la hora de llegada al mundo de la otra, y para colmo hizo que un pobre charapita despistado llamara a Pucallpa desde su móvil, porque dudaba si su abuela se llamaba Panchita o Francisca. Subí el volumen y escuché a fondo los alaridos de lennon en "don't let me down" hasta que al fin llegué a la ventanilla, y abrumé al funcionario con mis papeles, sin dejarlo hablar. Me recibe todo y me dice que muy bien, que espere quince meses para poder tramitar el dni y el pasaporte españoles; de reojo veo a la loca que todo los sabe siendo rechazada por haber hecho todo mal, que se va con un papelito azul en la mano, con una nueva cita para dentro de dos meses. Huyo, justo cuando se acaercaba a preguntarme algo; y ya de camino al metro me imagino a Toledo llorando de alegría cuando conoció al rey de España, él que grita a los cuatro vientos que es indígena y que sabe inglés, seguramente habría disfrutado de este medio día de trámites más que yo.

jueves, agosto 17, 2006

Transfórmense

La crisis de los 30 es muy dura. Primero busqué la forma de volver a mi niñez rescatando (gracias al Azureus) series que veía con una taza de quaker en la mano mientras descansaba del largo partido de fútbol callejero. Así conseguí casi todos los DVD's de los Thundercats, Sankuokai, Caballeros del Zodiaco, Marco (este lo compré con el sudor de mi frente), los Munsters, etc, etc y otro etc por si acaso.
Cuando descubrí que eso no me ayudaba, porque el trabajo no me daba tiempo (ni ganas) de ver mis series, quise empezar una colección extraña de camisetas conmemorativas. Así conseguí alguna de Superman, otra de los Munsters...y allí paré, porque me cambié de trabajo y ahora debía usar camisas y corbatas (bien planchaditas, eso sí).

La crisis de los 30 me absorbía sin piedad: intenté peinarme como cuando tenía 20 años, pero mi cara ya no hacia juego con las onditas juguetonas de cabello alrededor de mi frente; inicié una serie tortuosa de ejercicios pero los abandoné una semana después cuando mientras hacia una serie de abdominales recordé que no había lavado mi ropa, y al poner la lavadora vi que no había preparado mi cena, y al prepararla noté (gracias a un gordo que pasó por mi ventana con la camisa arrugada) que no había planchado mi ropa. Y así hasta el infinito y más allá.
Una noche, aburrido de ver los DVD's de "Friends" entré en Ebay, como quién no quiere la cosa, y terminé comprando a un tipo de Australia un reloj de los Thundercats que, tras dias de tensa espera, llgo a casa en perfectas condiciones. Entonces descubrí un nuevo entretenimiento, acorde con mi estupidez y con la sociedad consumista en la que vivo ahora: buscar recuerdos de mi niñez en esa mega-tienda de la red. Puedo encontrar mi álbum de Sport Billy (en alemán, pero qué importa), el DVD de Django (lo veré sólo una vez, pero eso nadie lo sabe), muñecos, relojes, camisetas que no me quedarán bien de hecho porque un "M" en USA no es igual que uno en Europa (pobre sgringos están como focas por tanta chesse-burger), y hasta puedo encontrar a mis adorados Transformers. Sí, esos muñecos causantes de mis traumas infantiles, que empezaron cuando uno de mis mejores amigos (de niño uno es más estúpido) los tenía casi todos gracias a que su viejo trabajaba en la policía y de vez en cuando se daba una vueltita por la Aduana y le confiscaba alguito pa mi chibolo. Y yo, claro, muerto de envidia.
Ahora intento comprarme un Optimus Prime que he visto, ojalá que cuando llegue mi crisis de los 30 se transforme y avance para dejarme en paz.

miércoles, agosto 09, 2006

La fiestita




He visto las fotos, de casualidad. son obscuras, pero puedo distinguir a la gente que conozco, y son pocos.
Carlitos está elegante, entre dos gorditos que llevan (mal) camisa y corbata. Se notan los dias de playa. ¿Te acuerdas cuando me colé en tu fiesta, Carlitos? llegué con mis amigos y tú, amable, nos recibiste bien. Había cerveza y comida, pero yo estaba demasiado borracho, tanto que entre mis balbuceos estuve a punto de convertirme en novio de Liz, por culpa de uno de mis indiscriminados piropos (me enteré de eso el miércoles siguiente, al llegar a la universidad, después de faltar a clases lunes y martes).
Si las imágenes no mienten, Liz es pareja de mi inmejorable "Nero" Ismael, los veo juntitos y sonrientes. Pero esperaré confirmación, porque también vi en foto al Nero medio calato en una poza de baños termales flanqueado por Ely y Zunilda, y también parecía feliz.
Sigo en plan voyeur y veo que la gente sigue bailando formando filas, como en el colegio, hace mucho que no veia algo así; acostumbrado ya a las noches madrileñas en las que bailas solo (ella baila sola) o, con suerte, al lado de una morena que se contonea al ritmo de David Bisbal. Qué risa, hacen "pasadizos" a los treinta años, me imagino que al más lorna lo apanarán, deberían apanar a los más huachafos, no, mejor no, que sería un apanado masivo del que sólo se salvarían mis amigos.
Creo que he visto a Betsy, guapa y mayor, nada que ver con la niña traviesa que reía en las escaleras y jugaba a verme el culo en mis días de gimnasio (y que confundi con su también guapa hermana una noche de copas, una noche loca), también al gran Cachaco (bonita corbata, felicitaciones, mi estimado), y me gustaría oir sus chistes o cómo, de hecho, se estaría burlando de algún mal bailador de salsa. Que viejo está Vilcapuma, sigue pareciendo ser el que más sabe de los que lo rodean. Zico, elegante al máximo (no vi las medias), sonríe a la cámara y, para variar, sale bien en la foto el desgraciao. Vázquez y la gordis (como los extraño) están hinchados (sin cachita) de alegría y me dan ganas de olvidar mi viaje a Egipto y cambiar la tumba de Tuthankamon por un par de horas en un Bar de Comas, hablando con ellos.
Cuánta nostalgia. faltan la Kika, Miguelito y el Wing. Seguro que nadie le avisó a Brisa, y Tomy no estaba invitado porque no terminó la universidad (creo que no llegó ni a cuarto ciclo). Faltan los Barbieris, sólo vi a su lider (difícil no hacerlo, sale en todas las fotos, ¿era su cámara?). Intentaré convencer a Solenne, pero dudo de que quiera cambiar un paseo por el Nilo a un viaje en combi.

domingo, enero 22, 2006

Brokeback Hornet


Ahora que la película de Ang Lee (Brokeback Mountain), ha sido premiada en el bacanal de alcohol y drogas llamado "Golden Globe", me he exprimido el cerebro, cual limón de emolientero, para buscar algunas parejitas masculinas famosas, que, si bien es cierto, no expresaban su amor de forma tan directa como los cowboys de la película, pero tenían una inquebrantable relación, que era su mejor arma para derrotar a los malos.

Mi preferida, sin duda, será "The Green Hornet" (El Avispón verde). En el que Van Williams se valía de un joven Bruce Lee para derrotar a sus enemigos: mientras él se escudaba en uno que otro golpecito tímido y chuchumecón, Kato, que así le decían al intocable Bruce en la serie, saltaba, volaba, pateaba, pegaba, se colgaba de una lámpara, subía a un armario, volvía a bajar, patada voladora, corría hacia dos robustos hombres de traje y les daba un par de sopapos sin que ellos pudieran siquiera tocarle el cachete, y lo que era más acorde con la tele de la época, sin que se cayera la gorrita de policía Village People que se manejaba el chino. La serie duró sólo un año (1966-1967, o sea que yo todavía estaba en los huevos de mi viejo), pero hasta hoy se vende Merchandising en Internet, sobretodo desde el barrio del Prince Charles y Harry Potter.
Nota: pero ni por esas puedo conseguir comprar un DVD respetable con los episodios.

Y ya, si quiero ser justo con mis recuerdos de tiempos mocosos y de cuando todavía me meaba en la cama, no puedo excluír a la pareja, ya más sospechosa, formada por Batman y Robin, esos que salían por la tele antes de que Michael Keaton, George Clooney, Christian Bale y tantos otros se vistieran de Hombre-Murciélago para volar por los cielos oscuros de Gotham City (o ciudad gótica si se me ponen esticosos). Cómo olvidar a Adam West forrado de polyester, sin vergüenza a mostrar su poco cuidada figura, y al genial Robin que, en el doblaje que conozco, siempre soltaba una frase del tipo: "Santos Pingüinos congelados, Batman, creo que ésta vez no nos salvamos de ésta", a lo que Batman, impasible y escudando su seguro sonrojo tras la plástica máscara (con blancas cejas delineadas a lo Drag Queen) respondía: "Tranquilo Robin, que por suerte llevo en mi bati-cinturón una llave que encaja en esta puerta diseñada por nuestro archi-enemigo". Como diría Condorito: plop! exijo una explicación. Y acto seguido, se las picaban del lugar en su bati-móvil, que echaba fuego por el enorme escape, dejándonos en ascuas hasta el próximo día, a la misma bati-hora y por el mismo bati-canal.

Qué nostalgia, dudo que mi sobrino de dos años recuerde en un futuro con tanto cariño al dinosaurio huachafón ese llamado Barney, pero por lo pronto, he tenido que esconder mi réplica (escala 1:43) del coche del Avispón Verde, porque he notado que lo mira con los mismos ojos con los que yo, de niño, veía los adornos del salón de mi abuela. Antes de que los pobres estallaran en mil pedazos.

lunes, enero 16, 2006

Vuelvo a las andadas


Volver de vacaciones es duro, (anda, qué descubrimiento, dirán ustedes al leer esto) pero volver con la cuenta en mínimos es peor y el descubrir Finisterre, y caminar por las costas de Brest y Pont L'Abbe además de las encantadoras callecitas de Quimper (en la foto) y Rennes, allá por las Francias, hace que la vuelta al trabajo sea especialmente ruinosa. De cólico menstrual.
No hay punto de comparación entre mi voluntarioso y barbado coordinador y las sonrisas francesas (femeninas) y ya, si nos ponemos más sádicos, y ahondamos en la herida, es bastante jodido que tras haber acostumbrado el oido a un volumen de voz normal en la raza humana, tengas que ayudar, por teléfono, a una anciana andaluza, a configurar su touchpad (o como ella lo llamaba: "el rató tásstil ése). Y eso no hay sueldo que lo pague, ni cuerpo enclenque que lo resista.
Lo gracioso, o decadente según se vea, es que mientras pasaba una semana en Francia, en vez de disfrutar al máximo, me sentía extraño, raro, autista a la fuerza, y todo por el terror que me daba hablar en francés. Y eso que llevaba meses entrenando: me bajé de Internet (sin la piratería, inculto yo sería) un curso interactivo de francés, pero terminé mejorando mi inglés, ya que el curso lo había elaborado el British Institute de no sé donde. Aproveché al máximo la televisión por cable y cada vez que podía sintonizaba TV5 para intentar comprender algo, pero sólo me moví como pez en el agua cuando, en un noticiero, entrevistaban a Vargas Llosa, que hablaba (francés con un acentazo arequipeño) sobre su último libro, que si sigue la tradición de los anteriores, llegará a mis manos, como mínimo cuatro años después de su publicación. Cholo terco, vi cine francés hasta aburrirme, pero con títulos como La Haine, Dobberman o Zazie Dans le Metro , sólo aprendí frases hechas: "tu es la bite" "baise moi" o "mon cul", que no me sirvieron demasiado en mi inserción social. A pesar de mi autismo, logré que mis bretones anfitriones creyeran que yo era muy amuse y recorrimos juntos las calles de Rennes, botella de champagne en la mano, para recibir el año nuevo, y de pasadita, un frio que te congelaba los huevos.
Pero, si la vuelta casa es traumática, lo es más comprobar que todos tus conocidos tienen propósitos para el nuevo año, y como siempre, son los mismos del año pasado, osease, ir al gimnasio, dejar de fumar, ser mejor persona, levantarse a la jefa que está tan buena y tiene unos ojos azules (bizcos, pero qué mas da) y unas..., leer un libro completo, ver una película de Clint Eastwood completa, etc, etc, etc. Por eso, mi propósito a sido retomar mi costumbre de escribir de vez en cuando, a pesar de que en mi laptop, hayan saltado las teclas "y" "u" "esc" "inicio" y las que quedan funcionen cuando les da la puta gana (perdonen la vulgaridad, pero esta vaina calienta).