jueves, agosto 17, 2006

Transfórmense

La crisis de los 30 es muy dura. Primero busqué la forma de volver a mi niñez rescatando (gracias al Azureus) series que veía con una taza de quaker en la mano mientras descansaba del largo partido de fútbol callejero. Así conseguí casi todos los DVD's de los Thundercats, Sankuokai, Caballeros del Zodiaco, Marco (este lo compré con el sudor de mi frente), los Munsters, etc, etc y otro etc por si acaso.
Cuando descubrí que eso no me ayudaba, porque el trabajo no me daba tiempo (ni ganas) de ver mis series, quise empezar una colección extraña de camisetas conmemorativas. Así conseguí alguna de Superman, otra de los Munsters...y allí paré, porque me cambié de trabajo y ahora debía usar camisas y corbatas (bien planchaditas, eso sí).

La crisis de los 30 me absorbía sin piedad: intenté peinarme como cuando tenía 20 años, pero mi cara ya no hacia juego con las onditas juguetonas de cabello alrededor de mi frente; inicié una serie tortuosa de ejercicios pero los abandoné una semana después cuando mientras hacia una serie de abdominales recordé que no había lavado mi ropa, y al poner la lavadora vi que no había preparado mi cena, y al prepararla noté (gracias a un gordo que pasó por mi ventana con la camisa arrugada) que no había planchado mi ropa. Y así hasta el infinito y más allá.
Una noche, aburrido de ver los DVD's de "Friends" entré en Ebay, como quién no quiere la cosa, y terminé comprando a un tipo de Australia un reloj de los Thundercats que, tras dias de tensa espera, llgo a casa en perfectas condiciones. Entonces descubrí un nuevo entretenimiento, acorde con mi estupidez y con la sociedad consumista en la que vivo ahora: buscar recuerdos de mi niñez en esa mega-tienda de la red. Puedo encontrar mi álbum de Sport Billy (en alemán, pero qué importa), el DVD de Django (lo veré sólo una vez, pero eso nadie lo sabe), muñecos, relojes, camisetas que no me quedarán bien de hecho porque un "M" en USA no es igual que uno en Europa (pobre sgringos están como focas por tanta chesse-burger), y hasta puedo encontrar a mis adorados Transformers. Sí, esos muñecos causantes de mis traumas infantiles, que empezaron cuando uno de mis mejores amigos (de niño uno es más estúpido) los tenía casi todos gracias a que su viejo trabajaba en la policía y de vez en cuando se daba una vueltita por la Aduana y le confiscaba alguito pa mi chibolo. Y yo, claro, muerto de envidia.
Ahora intento comprarme un Optimus Prime que he visto, ojalá que cuando llegue mi crisis de los 30 se transforme y avance para dejarme en paz.

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