lunes, junio 18, 2007

El matri de la Tigresa


La noche en que se casó la Tigresa, yo tenía que estar en Pucusana, emborrachándome frente a una hoguera y preocupándome sólo de cuantos condones tenía en la cartera. Pero la cosa no fue bien y después de ver, horrorizado, como la Kika se metía desnudo a la playa y los demás lo perseguían, me fui sin disimulo.


Decían que la Tigresa había alquilado un local de marineros en San Miguel, y que sólo se podía entrar con invitación y sin tener demasiada cara de cholo. Lo primero era un problema, porque la noche anterior, cuando la hoguera se apagaba, todos sacamos los papeles inservibles de nuestras carteras, y fue allí cuando la invitación se convirtió en cenizas, sobreviviendo sólo el nombre de la novia de la Tigresa, que ahora no recuerdo, pero dicen que estaba buena. Fiel a mi costumbre, me presenté en la fiesta sin más. El guachimán no me quería dejar entrar, está chévere tu corbata, flaco, pero sin invitación no entras aunque seas Kenji Fujimori. Llamé a Rolyn, que seguro que estaba dentro, borracho ya, y a los dos minutos media fiesta estaba en la puerta, diciéndole su vida al guachi y llevándome en volandas, que bueno que viniste Maguill, ¿no estabas en Pucusana, Maguill?, hay buenas hembritas, si no fueras maricón fijo que te hacías alguna, Maguill.


El salón me parecía sospechosamente familiar. La Tigresa se había portado como los hombres por una vez y había dejado 2 cajas de cerveza por grupo, y con eso se había ganado el respeto del respetable, y ya nadie miraba el super escote de su novia, cuyo nombre no recuerdo por más que me esfuerzo. Me metí en el grupo de los Pezuña, que al fin y al cabo era el mio, y descubrí sin sorpresa que todos habían llegado sin invitación. A mitad de la noche, llegó Lisa, quemada como un camarón, y huyendo como yo de una aburrida noche de playa sin sexo. Bailamos un poco, hablamos, y casi de inmediato volví con mis amigos, que ya planeaban como colarse también en la casa de la Tigresa, porque el local está alquilado sólo hasta las 2 de la mañana.


La casa estaba un poco lejos así que me colé en el carro de Lisa, junto a diez personas más. Ya no tenía ganas de fiesta, y parece que ella tampoco, porque cuando dejamos a todos en la fiesta me propuso ir a dar una vuelta por La Punta, a lo que accedí más por flojera de bajarme que por ganas. Se estacionó en una especie de parking desolado, y comenzó a soltarme todo el rollo de que ella no estaba enamorada de Miguel, que había estado pero ya no, que ahora buscaba algo serio, un chico con mejor corazón y que la quisiera tal y como es. Yo la miraba intentando decidir si se parecía más a un muppet o a Ricardo Belmont. ¿Por qué no te parecías, aunque sea un poquito, a Shemi?

Le dije que ya era tarde, que mejor hablábamos el lunes en la universidad, que no se preocupara porque era linda y ya encontraría a alguien que la valorara. Sonrió y me dejó en el cruce de Faucett con Venezuela, le hice chau con la mano y me subí a la primera combi que pasó. A mi lado había un borracho al que el cobrador le estaba robando el reloj, bajé en la siguiente cuadra y chapé un taxi, me tocó el chofer hablador.


- ¿que tal noche, chino? Tienes cara de cansao’ habrás mojado me imagino.
- Déjeme frente al aeropuerto, por favor.
- Chévere maestro, no hablemos más.


El lunes siguiente, la Tigresa no apareció por la universidad. Rolyn era la estrella contando cómo huyó de seis rateros en la avenida La Marina, y Lisa le había dicho a medio mundo que yo le había declarado mi amor bajo la noche chalaca de luna majestuosa. Sabiendo bien que en Lima es imposible combatir un chisme me di media vuelta y desaparecí de la universidad una semana, tiempo que aproveché para terminar de leer Cien Años de Soledad. Al volver, el tema de moda era que Alcántara se había tirado a su secretaria en la oficina, y que su mujer lo había botado de la casa y ahora vivía en su Station Wagon del 91; ya nadie hablaba de mi y los Pezuña me invitaron a una pollada que organizaba la chica más fea de la facultad. Me apunté, total, ¿qué podía pasar?

viernes, junio 15, 2007

¡ Que pase el fantasma !


Ella llega con la compra en bolsas de papel, él ya ha llegado de trabajar pero no hace nada más que esperarla y se ponen a hacer la cena, en plan romántico y qué tal el día, yo bien ¿y tú?, he capturado algún ladronzuelo, yo he vendido dos mesas del siglo 19 con eso tenemos pa’ pagar la comunidad.
Van a la cama y se dan dos besitos namás, el se duerme plácidamente y ella, siempre con un súper escote cierra sus ojitos sin quitarse el rímel de las pestañas. Hasta que a mitad de la noche una pesadilla la asalta (y se incorpora de un brinco, y sigue maquillada y peinada, y casi se le salen las tetas del escote), pero no entiende el mensaje y se vuelve a dormir.

Al día siguiente mientras camina, guapísima ella, ve a un niño sospechosamente pálido que la mira desde una esquina, y que parece que nadie más puede ver. No se asusta, total, hay muchos góticos desde que Marilyn Manson lo puso de moda ¿no?, vamos a acercarnos a ver qué tanto mira ese chiquillo, porque mi blusa es provocativa pero no tanto. Y resulta que era un fantasmita, que murió sin poder decirle a su madre que la quería. Una tarde que su niñera se descuidó, él cogió las llaves del Tuareg de sus viejos y salió dispuesto a quemar llantas hasta que se le pase la bronca, pero no vio el truck aparecerse en la oscuridad, Pito, choque y la pregunta "¿Qué pasho?" Pa' la eternidaaaad (persígnate brother).


La ricurita promete ayudarlo a cruzar a través de la luz, y se presenta frente a la madre y la niñera y les dice eso de “I see death people” pero sin echar vapor por la boca, y ellas, claro, primero se burlan, pero después cuando la flaca les suelta algo del tipo “dice que llevas la pulsera que te hizo a los cinco años”, las desarma y se rinden ante el poder desconocido. Entonces el muerto, que se estaba ganando con todo el pase, mete su cuchara y dice “diles que las quiero mucho, que no morí por su culpa, sino por cojudo, y que quieran mucho a mi hermanita”, y ella lo repite como el loro de mi madrina (Q.E.P.D.) provocando el lagrimeo general. Segundos después, una luz blanca aparece en plan “Embrujadas” pero por desgracia no aparece Alysa Milano con ropa de footing sino que el niño pálido, resignado porque ya le estaba agarrando gustito a esto de ser fantasma y poder meterse a las duchas de chicas sin ser visto, va hacia ella y de una vez por todas, se muere.

Jennifer Love Hewitt vuelve a casa antes de se le borre el maquillaje, pero de camino atiende su negocio de antiguedades, hace la compra y espera a su marido en su cocina con ollas azules, para hacer la cena juntos darse un besito tierno y volver a dormir. Sin quitarse el maquillaje, eso sí, y y yo me quedo esperando que ojalá en el próximo episodio el susto y la pesadilla sean muy fuertes tanto que el escote ese deje escapar lo que tiene escondido.

lunes, junio 11, 2007

Hangin' Tough


La verdadera historia nunca se sabe. ¿Alejandro Magno fue mariposón? Dicen, pero yo no lo vi, ¿Las líneas de Nazca son una pista de aterrizaje alienígena? No pe’ compare’, con eso no te juegues. Hace mucho que no sabía que pasaba con los New Kids on The Block, la última noticia fue que Jordan aparecía en un reality show llamado “Surreal Life” con otros famosos venidos a menos tipo Brigitte Nielsen o el tío rubio de “Full House” (ese que imitaba a Popeye para hacer reir a las gemelas Olsen). Lo veía cada vez que podía; me sentía mejor sabiendo que él, sex-simbol por el que se morían todas mis amigas, también era de carne y hueso, engordaba, se levantaba despeinado por las mañanas y si cantaba no le importaba más que a cuatro gatos.

Pero una tarde, ya cuando me imaginaba a Jordan casi calvo y más gordo que John Travolta, encontré en YouTube un documental emitido por E! hace algunos años, en que se contaba la true history de los New Kids, por los propios New Kids. Supe que Joe no era del Block, sino de otro estado y no lo tragaban; que Donnie tuvo que afrontar una condena por pirómano, grabando anuncios del tipo “niños no hagan esto en casa”; Jon, al que siempre imaginé vestido de rosa y llevando el desayuno a la cama de los otros Kids, se tiraba a Tiffany, cantante adolescente que antes estaba buena; y Danny y Jordan recibían a las fans en sus cuartos de hotel de cada ciudad, previo filtro hecho por su guardaespaldas de 150 kilos, para darles amor, besitos y abrazos Step by Step y Please don’t go girl hasta que nos cansemos, mamita.

Cuando se cansaron de ver sus caras por todo el mundo, en todos los productos de merchandising que nos podamos imaginar, los Kids despidieron a su manager, al productor, al director comercial y a la señora que pedía las pizzas y se cambiaron el nombre a NKOTB para parecer más adultos. Grabaron un disco que se llamó “Face the Music” con unas cuantas canciones que eran demasiado buenas para ser de los New Kids, pero normalitas para competir con Nirvana, Pearl Jam o por último R.Kelly. Los adolescentes que antes escuchábamos sus canciones y nos peinábamos (mea culpa), vestíamos o andábamos como ellos, habíamos crecido un poco y ahora más parecíamos una versión limpia de Kurt Cobain que un Ken buscando Barbie rubia y limpiecita. Jordan hizo un par de discos. Joe, que con el cambio de voz se fue al carajo, también. Donnie quiso ser actor y salió en Saw II. Jon, que de cojudo tenía la cara nomás, puso una empresa de construcción y tiene más plata que Atahualpa. Y Danny es productor musical y vive en LA, en una super casa, con super rejas, super coches y cuatro super perros, que son gays.

Yo, no nos engañemos, sigo metiendo de vez en cuando sus canciones al mp3, y cuando estoy borracho me marco unos pasitos de Cover Girl, pero después de que terminé en el piso como una tortuninja borracha (y mi hermano lo grabó en video), me controlo más con el trago. No vaya a ser que una rubia me diga I’ll be Loving You Forever, y yo no pueda responder Tonight te voy a ponel a gozal.

miércoles, junio 06, 2007

Motívame softly


Que estas cosas pasen con el estómago vacío, me tocan la moral. Llevaba semanas intentando hablar con mi jefe, las preguntas claves eran: ¿te gusto? (sigue leyendo, no te emociones) ¿y a la empresa? ¿qué hago mal? ¿hago algo bien? ¿van a renovar mi contrato o busco equipo como Claudio Pizarro?. Pero por más que insistía, no me daba mucha bola, así que me rendí cuando en la última reunión general el Director dijo que mi trabajo (o una de las tareas) dejaba alucinados a los clientes.


Pero ayer, cuando ya me estaba mentalizando en comer, atacó a traición y me llevó a la sala del silencio, un cuarto con paredes de cristal en el que ni KAOS podría escuchar lo que hablamos. Al principio se me pusieron los huevos de corbata, y pensaba ya está, me dirá que los espectadores con sus llamadas al 900555555 han decidido que debo abandonar la academia; pero dijo que él contaba conmigo para el puesto peeeero que la empresa tenía una imagen de mi que describo a continuación, damas y caballeros.

1. Que parezco funcionario, osease que llego diez minutos tarde y me voy a mi hora y apenas entro voy a tomar café.
2. Que parezco desilusionado.
3. Que desconozco los procesos de la empresa
4. Que soy reactivo en lugar de ser proactivo.


En resumen, que soy el rival más debil, y que si se rompe la cadena sería yo el eslabón y demás huevadas que no sé si las dijo para motivarme o para que vislumbrase mi muerte, como cuando mi mamá ponía en la mesa a un lado la sopa de verduras y al otro la correa de Miguel Grau. Luego, tan amigos, nos fuimos a comer juntos al Pans & Company y hablamos del Gañán de la hora Chanante.


La verdad, es que un poco funcionario si soy, y le prometí firmemente (palabrita del niño Jesús, como dice la jefa de marketing) que cambiaría, que ya no sería el mismo de antes y que minimizaría mi tiempo en áreas de descanso. Él reconoció que yo era un buen trabajador, que había cosas por pulir pero que nadie cumplía a rajatabla las normas, porque sino el director general tendría un orgasmo en su despacho que oiríamos todos. Así que se supone que renovaremos mi contrato por tiempo indefinido (lo que sólo le sirve a los bancos porque si te quieren poner en la puta calle no hay contrato que valga) pero yo ya me estoy planteando buscar otra cosa, no sé, un lugar donde no esté mal visto que llegue tarde, que tome té a todas horas, que compre DVD’s en ebay, o que me enferme justo días antes de salir de vacaciones. Ahora, encontrarlo va a estar más tranca que agarrarle el cachete a Michael Jackson.