miércoles, junio 06, 2007

Motívame softly


Que estas cosas pasen con el estómago vacío, me tocan la moral. Llevaba semanas intentando hablar con mi jefe, las preguntas claves eran: ¿te gusto? (sigue leyendo, no te emociones) ¿y a la empresa? ¿qué hago mal? ¿hago algo bien? ¿van a renovar mi contrato o busco equipo como Claudio Pizarro?. Pero por más que insistía, no me daba mucha bola, así que me rendí cuando en la última reunión general el Director dijo que mi trabajo (o una de las tareas) dejaba alucinados a los clientes.


Pero ayer, cuando ya me estaba mentalizando en comer, atacó a traición y me llevó a la sala del silencio, un cuarto con paredes de cristal en el que ni KAOS podría escuchar lo que hablamos. Al principio se me pusieron los huevos de corbata, y pensaba ya está, me dirá que los espectadores con sus llamadas al 900555555 han decidido que debo abandonar la academia; pero dijo que él contaba conmigo para el puesto peeeero que la empresa tenía una imagen de mi que describo a continuación, damas y caballeros.

1. Que parezco funcionario, osease que llego diez minutos tarde y me voy a mi hora y apenas entro voy a tomar café.
2. Que parezco desilusionado.
3. Que desconozco los procesos de la empresa
4. Que soy reactivo en lugar de ser proactivo.


En resumen, que soy el rival más debil, y que si se rompe la cadena sería yo el eslabón y demás huevadas que no sé si las dijo para motivarme o para que vislumbrase mi muerte, como cuando mi mamá ponía en la mesa a un lado la sopa de verduras y al otro la correa de Miguel Grau. Luego, tan amigos, nos fuimos a comer juntos al Pans & Company y hablamos del Gañán de la hora Chanante.


La verdad, es que un poco funcionario si soy, y le prometí firmemente (palabrita del niño Jesús, como dice la jefa de marketing) que cambiaría, que ya no sería el mismo de antes y que minimizaría mi tiempo en áreas de descanso. Él reconoció que yo era un buen trabajador, que había cosas por pulir pero que nadie cumplía a rajatabla las normas, porque sino el director general tendría un orgasmo en su despacho que oiríamos todos. Así que se supone que renovaremos mi contrato por tiempo indefinido (lo que sólo le sirve a los bancos porque si te quieren poner en la puta calle no hay contrato que valga) pero yo ya me estoy planteando buscar otra cosa, no sé, un lugar donde no esté mal visto que llegue tarde, que tome té a todas horas, que compre DVD’s en ebay, o que me enferme justo días antes de salir de vacaciones. Ahora, encontrarlo va a estar más tranca que agarrarle el cachete a Michael Jackson.

No hay comentarios: