jueves, noviembre 30, 2006

Papeleos, los justos


Debí sospecharlo al salir del metro, cuando vi en la publicidad la cara del niño Torres corriendo hacia la nada y al lado seis animales con la frase “mírame a los ojos, por favor, ¡no me comas!” sobre sus cabezas. En la calle sonaban petardos (por un momento pensé que eran balas) y olía a pólvora. Las calles estaban cortadas por patrullas y anti disturbios y frente a la comisaría a la que iba había una multitud que, entre risas y cigarritos, gritaba lemas y se abrazaba fraternalmente comentando el último balón de oro, que llegó a pies de Cannavaro. En sus manos llevaban pancartas azules con lemas “una policía bien formada es una policía mejorada” “menos demagogia, más paga” “araña, araña, araña, mi jefe no se baña”, y por los suelos se veía el rastro de uno que otro vasito de cerveza que, furtivamente y sin faltar a sus ideales, alguno habría bebido.

Llevaba en mi carpeta, bien planchaditos, todos los documentos que me faltaron cuando, tres días antes y en esta misma delegación, rechazaron el trámite de mi renovación de residencia. Entonces volví a casa jodido, con el rabo entre las piernas, y cagándome en la madre del funcionario. Ahora, venía preparado y no podía ni quería fallar. Usé el carnet de prensa que me regalaron (salvo error u omisión) en la revista en que solía trabajar, fingí entrevistar a un poli, y luego de que me soltara rollos sindicales y de convenios colectivos, le pregunté, a modo de comentario, si allí se realizaban trámites de renovación. Dijo que sí, pregunté los requisitos y me los recitó de memoria.

_ Entonces, ¿podría aprovechar y\npresentarlos ahora? Es que llevo todo eso encima –dije y no me puse ni colorao.
- Claro hombre – dijo, el policía, y a la vez que me los sellaba preguntó: - y esto donde sale.?
- En canal Castilla La Mancha – mentí, y recordé a María, la de marketing con la cabeza metida entre la bandeja de papel y los cabezales de la SX8R.
Salí triunfante, y mi sonrisa me daba un aire de marihuanero que nada me podría quitar. La publicidad del metro era la misma, pero ahora, me entraron ganas de comer un poco de cordero.

viernes, noviembre 24, 2006

De peloteros está lleno el mundo


“No siento las piernas, Charlie.” pensaba, sentado en el bus, mientras escuchaba a Sting y leía a Asimov.

No, no es pa’ tanto pero después de una hora de fútbol con los compañeros botas toda la adrenalina y el stress de la semana. Intentamos jugar una vez por semana, pero aquí llueve de verdad, nada de mariconadas de garúas ni cosas por el estilo, y por eso nos vemos obligados, como ayer, a pagar 38 euros por alquilar una canchita cubierta en un polideportivo, con sus camerines y todo (y la vergüenza eterna de mostrar las miserias en público).
Me puse la de Waldir. Había empezado a notar que mi rendimiento futbolístico no era el mismo con la camiseta de Toshiba, y por eso decidí volver a los colores de toda la vida, la blanquiazul no me falló y se portó como siempre: 4 goles adentro y 44 afuera, una patada al aire y poco más. Los demás tampoco es que brillaran, pero la verdad es que hubo uno que se movía como lombriz, y cada vez que pasaba a mi lado, haciendo la misma jugada, yo pensaba: “si fuera un partido de verdad, yo ya tendría amarilla y tú un esguince de tobillo, hueveras”.

Y es que vivir en la civilización (defino civilización: sueldo respetable, casita con sofá propio, dvd, periódico de los domingos…) adormece, y cuando sales a correr, una vez a las quinientas, es como el sexo, duras como mucho quince minutos y ves lejano el día en volverlo a hacer, a veces es peor, y cuando descubres un parque perfecto para el footing, piensas que está a 400 metros de casa, y buscas un parking cercano para dejar el carrito, bien listito, para recogerte cansadito, y no tener que caminar solito, de vuelta a casita, como la mariconcita en que te has convertido.

Pero me resisto, alterno la escucha del último disco navideño de Luis Miguel (una mierda) con partidos esporádicos de fulbito, a ver si vuelvo a ser el de antes, durar más de quince minutos y tener ganas de querer meterla otra vez. Y a la pelota también.

jueves, noviembre 16, 2006

Superman Forever


Siempre me han gustado los superhéroes con traumas. Cuando daban los superamigos era feliz: Batman, un terrestre normal que traumado por la muerte de sus padres se hace luchador contra el crimen; Aquaman, único humano capaz de respirar bajo el agua, pero que quería vivir en la tierra; La mujer maravilla que tenía la fuerza de 20 hombres, corría más rápido que las balas y todo eso, pero trabajaba de secretaria; y claro, Supermán, extraterrestre cuchuflai que al llegar a la tierra se hace poderoso gracias al sol, pero que quiere ser un hombre normal, con perrito normal, y novia normal (mucho pedir).

Me lo imagino (que pa’ pensar huevadas nadie me gana) llegando a casa un día de noviembre, en que salió de casa de noche para ir trabajar y vuelve de noche, y, aunque sean las siete, no le apetece más que sentarse en el súper-sofá, abrir una súper-cerveza y rascarse los súper-huevos. Pero, como el hueveras escogió vivir una vida normal, esa paz no podría durar mucho. Minutos después de que el súper-sofá adoptara la forma de su súper-culo kryptoniano, llegará la súper-esposa le diría lo súper cansada que está, lo súper pesadas que son sus amigas, y lo súper difícil que fue su mañana. Superman trataría de ignorarla, pero su súper-oido escucha hasta los pensamientos de su pareja y, así, no hay quién viva. Eso te pasa por no haber aprovechado tus poderes, le diría, ¿por qué no aprovechaste tus rayos x para ver a todas las tías en pelotas? ¿por qué no viste el final del mundial de fútbol, y al saber el ganador, por qué no volaste alrededor de la tierra, retrocediendo el tiempo para poder apostar a ganador ? Es que esas cosas sólo se nos ocurren a los simples mortales.

Alguien me dijo que los comics surgieron en USA como una expresión representativa de la inmigración, por eso los héroes eran gente marginada, que venían de realidades distintas, capaces de renunciar a todo con tal de encajar. No me lo trago. No me imagino que todas las veces que un africano es puteado en Europa, diera siquiera para medio súperheroe, como mucho, para una de las miles de películas malas que hace Samuel L. Jackson al año (la última, con Elsa Pataki, putón español de moda). Ni siquiera los héroes modernos me hacen gracia. Robert Langdon, que según Dan Brown era un atractivo cuarentón, especialista en lenguajes extraños y en saltar por las calles de París, se convirtió gracias a Ritchie Cunningham en Tom Hanks: un cincuentón con papada que difícilmente sabía combinar los colores y que no conquistaría a Audrey Tautou ni aunque ésta se quedara bruta, ciega y sordomuda.

Por eso, cuando Brandon Routh (modelo publicitario) se convirtió en el nuevo Superman gracias a que medía 1.90 y se parecía un huevo (palabras de la Warner Bros.) a Christopher Reeve, fui corriendo al cine, secuestré a mi hermana (mi novia no quiso ir ni auqnue ofrecí pagar su entrada) para que me acompañara y, la verdad, me lo pasé bastante bien. La misma música, casi el mismo protagonista, y Lois Lane, por fin, estaba buena que te cagas (aunque con más tetas hubiera sido mejor, como la de la serie Smallville, pero sin arrugas en la cara). Ahora, este finde intentaré comprar el pack de todas las películas, extras, entrevistas, librito, foto tridimensional, cajita de metal y pedazo de kryptonita que venden a 60 euros por medio Madrid. Así me sentiré un poco superhéroe, gastando súper-dinero en una súper-tontería, que me hará feliz un súper-momento. Pero valdrá la pena.

miércoles, noviembre 15, 2006

Bon Mariage


Delphine y Raphaël se casan.
Lo hubiera sospechado de cualquiera, menos de ellos dos. Ella trabajó como comadrona durante más de año en una pequeña isla, él estudiaba en un colegio de ingenieros. Solenne siempre los usaba como ejemplo cuando yo decía que nuestra relación (a distancia) era una mierda, y me contaba como ellos aprovechaban al máximo el tiempo cuando se veían, no como nosotros, que nos pasábamos peleando cuatro de los seis días al mes en que podiamos vernos.
Soy testigo de esa efusividad: una noche, cuando quedamos en París para disfrutar de la réveillon, a ellos les tocó dormir en el suelo, mientras que nosotros, a un par de metros, dormíamos en la cama; pero, entre el silencio de la noche pude escuchar unos pequeños jadeos, como de gatito abandonado en el techo, esos jadeos se prolongaron por casi un minuto y acto seguido Raphaël y Delphine fueron, uno tras el otro, al baño. Solenne se indignó en silencio y yo, como casi siempre condenado a la abstinencia, los envidié en un morboso mutismo.

Dos años después los volví a ver, él ya terminaba su carrera y estaba decidiendo el tema de su proyecto final (que coincidía mucho con el mío, espero que no fuera igual de inútil que mi "Estudio de las TI en la Administración de recursos humanos), ella seguía trayendo niños al mundo, y ahora ya me miraba a los ojos (es muy tímida) y me confesó que mas de una vez le dio miedo que uno de esos engendros se le resbalara y cayera pesadamente al suelo. Cómplice, le dije que si se caían, no sería necesario darles una palmadita en las nalgas para hacerlos llorar.
La relación entre Solenne y yo pasaba esos días por su época más fría, y hasta los patos que veía desde la ventana de Sandrine y Fred tenían más actividad sexual que yo. Y encima, volaban. Por eso, cuando me enteré que pensaban casarse, me sorprendió muchísimo, y quise felicitar a Raphaële pero, por culpa de mi terrible francés no entendió el mensaje y Sol tuvo que traducir mi emoción, sin mucho éxito me imagino. Planean hacerlo en verano, y disfrutar asi de los beneficios fiscales del matrimonio. Yo los veo desde muy lejos, y a veces (por intervalos de pocos segundos) los envidio por tener su vida casi decidida. Viven en París, caminan a orillas del Sena, etc. Algún día (lejano, creo yo) Sol y yo nos decidiremos, pero por ahora, lo más importante es decidir si me deja comprar el pack completo de las películas de Superman (58 euros).

Felicidades.

viernes, noviembre 10, 2006

De..SIMO


No se crean que estar en SIMO es lo máximo. llegas con tu aureola de expositor y en la puerta te encuentras con diez torniquetes que sólo responden cuando introduces un pase especial, pero que aún así (Spain is different) tienen al lado "personal autorizado" que vigila que no te cueles by the face. indignado, vas hasta la ventanilla de acreditación de expositores y dices "hola soy un Toshiba's boy y necesito un pase de expositor, please", pero la arrugadísima encargada dice que eso debió dártelo tu jefe, que no es su problema si no puedes pasar, que la dejes hacer su Sudoku, y que le digas a los de Toshiba que ya está hasta los cojones de que le pidan pases gratis, que cuestan 6.40 euros, que no sean ratas. Obviamente se te pone la cara roja y ni siquiera cojes los caramelitos que tenía sobre su mesa.
Media vuelta derecha, derecha.
Llamas a tu oficina a pedir ayuda y un compañero tuyo sale a recogerte, por unos segundos eres
"Aurelio Benvenuto, de Etiquetados Generales" y el torniquete se abre dejandote pasar.Llegas al stand, en el pabellón 1, y te parece que cuando venías como visitante todo era más bonito, más ordenado, más tecnológico y con mas glamour, si se quiere. Ves a tus compañeros en traje (puteados como tú) y sabes que no te vas a divertir. "este año compartimos stand con los portátiles de Toshiba - te dicen- así que si alguien te pregunta por ellos, los mandas a tomar por saco".
Entonces, te tragas tu curiosidad y no preguntas nada sobre el portátil de última generación que viste por la tele, ahora ellos son el enemigo. lo bueno, es que ahora las azafatas ya no te ven como el estudiante tonto de todos los años, ahora eres un expositor hecho y derecho, te sonríen, te dan cervecitas,zumitos de naranja,y hasta dejan que veas se canalillo sin mucha discreción y con cierta alevosía. por eso, los primeros minutos los dedicas a beber cerveza y sentarte en los sillones de diseño que están a tu alrededor, hasta que ves llegar a tu jefe y enseguida te pones a mover cajas, sonreir a los visitantes y pararte más derecho que un guardia real.
cuando ya no puedes más preguntas: "y lo del escaqueo, ¿como va?" y tus compañeros solidarios te dicen que hagas como que vas a ver a la competencia, y busques las zonas muertas, compres una coca-cola y te sientes a dejar pasar los minutos. tú, inocente aún, preguntas que qué pasa si tu jefe pregunta que has visto de nuevo, y ellos te dicen que basta con recitarle el último newsletter (que debes haber leído antes, ahí está el truco) de la competencia y quedarás como dios. como yo no lo había leído seguí alli parado hasta que alguien me dijo que era hora de comer. Y ya, para acabar el día, tienes que atender a la prensa, poner buena cara y tu mejor perfil para la cámara y parecer creíble cuando dices que tus productos son los mejores del mercado, sin que te dé la risa. pero como en esto también era nuevo, se me atascó la corbata en la impresora, y la reportera del Canal Castilla-La Mancha tuvo que interrumpir la conexión en directo por problemas técnicos. Por suerte alguien tenía una tijera a mano.
O sea que espero no repetir esta experiencia, de pie casi 10 horas con los tobillos y la espalda doliendome como si estuviera embarazado. La próxima vez finjo estar enfermo, o me leo el
último newsletter.