miércoles, abril 28, 2010

Eri come l'oro, ora sei come loro


Magaly me dice que sí, que puedo volver más tarde y, entonces, me dará un beso. Me paso horas pensando en las cosas que haremos juntos y en las noches en las que (si mi viejo me da permiso) pasaré junto a ella, sentados frente al rio riendo y hablando como hasta ahora lo hemos hecho. Cuando llego a su casa varias horas después me abre la puerta su prima, que dice que Maggie no puede salir, que vuelva en una hora. Regreso, con menos bríos, pero el mismo ánimo, sólo para ver desde la esquina como Magaly y el chato John están agarraditos de la mano, mirándose con ojitos de cordero degollado, each other.

- , ¿puedo matar a mi prima?
- No papi, ya te lo dijo el cura: no se mata.
- ¿Pero...puedo pegarle? ¿O empujarla de su triciclo nuevo?
- Sí. Pero que parezca que se ha caído ella solita

Percy me pide que le lleve una carta a Mily, mi gran amiga. Porfa, me dice, sólo si la llevas tú la aceptará. Somos buenos amigos, los mejores, y por eso espero a Mily a la salida de su colegio privado, un viernes por la tarde. Cuando me ve llegar corre a abrazarme y me dice que chévere que has venido, flaco, ven que te presento a mis amigas. Le digo que mejor no, que tengo algo importante que decirle. Ella me mira inquieta, se muerde el labio como siempre que está nerviosa y con un gesto de la mano hace que sus amigas uniformadas desaparezcan para siempre. Bajamos por la calle principal y entonces le doy la carta de Percy (que he escrito yo, porque él no sabe) en la que le declara amor eterno e inolvidable. Mily la rompe furiosa, me grita que soy un imbécil y baja la calle corriendo, dejándome allí parado. Percy viene a mi casa por la tarde y cuando le cuento el resultado me dice que ni se me ocurra volver a hablarle. Al día siguiente, le cuenta a todo el colegio una historia en la que yo, Christian de Neuvillete, he perdido al amor de mi vida.

- Mamá, Mili no me habla. No sé por qué.
- Nunca me gustó esa chica, papi. Su mamá es muy gorda.
- Ya, pero ella no.
- Creeme hijo: todas seremos como nuestras madres.

Martín me presenta a Helen, en un concierto de rock. Hablamos, bailamos y al día siguiente estoy en su puerta contándole que acabo de entrar en la universidad y algún día seré un ingeniero que habla inglés, francés e italiano. Ella me dice que le gustan mis ojos, que tienen algo especial y me da el mejor beso de 1994. Vuelvo a casa en una nube y cantando una canción de Luis Miguel. Al despertar papá me cuenta que el negrito futbolista le ha dicho que se tiró a la rubita de la esquina, Helen creo que se llama. Hago oídos sordos y sigo comiendo intentando que no se me note el calambre estomacal que me acaba de enredar el píloro con el duodeno. Papá me remata preguntando ¿No era esa con la que estabas bailando en el concierto de la semana pasada? Dejo el plato y mando a mi viejo a la mierda con los ojos, no entiendo por qué disfruta tanto tocándome los cojones. Salgo a respirar y me encuentro a Manuel, mi mejor amigo de 1994, con cara de haber matado a su viejo en la esquina. Me he tirado a Helen me confiesa, así, sin más, y agrega: me ha dicho que le gustaban mis ojos, que tenían algo especial.

- Mami, ¿está mal tirarme a una tía, sólo por venganza?
- Depende. ¿es de la familia?
- No.
- Es la hija de alguna de mis amigas. ¡No será la Jackie! Que he visto cómo la mirabas en el cumpleaños de Sara. Ay dios...
- No, mami no. No la conoces. Es la hermana de Manuel.
- ¿Esa? Ay, hijo. Ni siquiera tengo que decirte que la dejes, te vas aburrir de ella antes que de los patines o de la trompeta que te compramos.

Me entero que Sol tiene una entrevista en la ONU por el facebook. No sé si tendría que haberme llamado para contármelo pero sí sé que me habría gustado compartir su alegría. Sólo atino a dejar un comentario en Internet: "me alegro mucho, de verdad". Pero no me contesta y su única respuesta es para una tal Lucía, que no sé quién es, ni me importa, pero ojalá y se la folle un pez.

- Hola, mamá, soy yo. Te he estado llamando todo el día. Dame un toque cuando esté libre ¿ok? Tengo que contarte cosas. Besos.

Michelle me mira con sus ojos verdes, esos que me sonríen por si solos, para decirme que no se tomará una copa conmigo porque cree que le sentaría mal a su novio. No entiendo nada. Yo creía que me había explicado bien cuando le dije que sólo quería ser su amigo, que no tenía ninguna intención y que me encantaba estar con ella justamente porque sabía que no había ningún peligro de daños colaterales. Me pide que la entienda. Yo no le miento, y le digo que no lo entiendo pero que comprendo su decisión. Una vez más compruebo que no sirve de nada ir con la verdad por delante y no me como el hígado de cerdo, encebollado, porque me siento un poco caníbal, encebollado. Alguien canta de fondo el cumpleaños feliz y yo pienso: ¿porque no se mueren todos? Michelle me pide que todo siga como antes, y que siga tratándola bien, le digo que no se preocupe, que la trataré bien, como hago con todo el mundo.

- ¿Papi?
- Uf, hola . Vaya día, he tenido. No te lo imaginas.
- ¿Mujeres otra vez?
- Cómo me conoces. Algo así. Creo que al final Ricky Martin no estaba tan equivocado.
- Ya sabes que no puedes ser maricón, ya lo dijiste un día para joder a tu padre y al final te tiraste a tu tía segunda.
-Habíamos quedado en no volver a hablar de eso.
- Es verdad. Bueno, ¿qué ha pasado?
- Todo. Estoy hasta los cojones del mundo. El caso es que ni siquiera cambiando de ciudad las cosas han mejorado.
- La gente es igual en todos lados hijos. Sólo cambia el color de piel y, a veces, el idioma.
- Y el olor.
- Jajajaja, sí, y el olor.
- Da igual, mami. Mañana será otro día. A ver si hoy gana el Barça y me alegra la noche.
- Uy sí, papi. Ojalá. Ya verás como mañana la película vuelve a empezar.
- Ya. ¿Y con el mismo final al adelantar el DVD?
- Puede ser. O puede que esta vez no.

Cuelgo. Después de mandarle dos besos a mamá. Pongo el partido en la televisión y abro una Carlsberg. Mientras suena el himno de la Champions League me pregunto cuando llegará el día de mi suerte.

jueves, abril 22, 2010

Alta fidelidad


- La fidelidad es para los equipos de sonido, según he aprendido en esta vida - pienso, mientras veo el panel de radios disponibles en Aurgi.

¿En qué puedo ayudarlo? me pregunta un dependiente de adolescencia tardía,y yo siento ganas de soltarle toda la lista de desgracias (mínimas, es verdad, pero desgracias al fin) que acechan mi vivir. Pero solo respondo quiero una radio para el coche, la más barata que tengas.
El tío me señala una negrita, con lucecitas de colores, de esas que encandilan a los monos y por lo tanto a mi también. Le pregunto si lleva Cd y mp3, y él responde que sí, que tiene un puerto usb también. No asocio la respuesta con la pregunta, pero no tengo el chichi pa' farolillos (como Susana dice que no dice) y le digo que me la llevo.

Llamo a casa de mis viejos y papá descuelga el teléfono, sólo para balbucear algo que no entiendo y pasarme con mamá, que me traduce lo anterior y me tranquiliza diciendome que no es que tu papá no quiera hablar contigo o esté mongolo, sino que esto de los reflujos que le han diagnosticado no le deja hablar bien. Tiro la radio al maletero y subo hacia Alcalá de Henares, soñando con el camino de vuelta musicalizado que tendré al finalizar la tarde. Al llegar, descubro que no tengo ni un puto destornillador y tengo que llamar a papá, que entre balbuceos me dice que baja, y llega minutos después.

No hubo forma, por mucho que miraba el manual de arriba abajo, en inglés en francés o en español, siempre me sobraba el cable naranja.

- Llama a tu hermano - aconsejó papá. Y le hice caso.

Mi hermano me dijo que no podía right now, que tenía que recoger a su mujer y hacer la compra, así que papá y yo subimos a casa, a comer lo que mamá había cocinado ya. Te echas la siesta, y ya cuando te despiertes habrá vuelto tu hermano, hijo. Mamá nos recibió feliz y preguntó one more time, que cómo estaba de lo mio, bien pesada, bien, le dije con una sonrisa, sin mentir.
Comimos hablando de cosas triviales y mi hermana (a quien mamá acusó en un primer momento de tomar partido por Sol, cuando lo de la ruptura) después de varios días se mostró cercana y risueña. Todo iba recuperando su curso normal, por la noche jugaba el Barça. Terminé de comer, y, tras una breve y amena charla, acepté la proposición de mamá y me tumbé en su cama. Viendo al techo, sentí como si hubiese terminado segundos antes el Camino de Santiago y me morí sin más, abandonado al cansancio moral.

Fueron dos horas de sueño reparador que terminaron cuando mi hermano me llamó para decirme que podía ahora, que bajásemos a instalar la radio. Me lavé la cara y descubrí al salir al salón que papá, as usual, había salido a tomar el aire que tanta alergia le produce. Sobra decir que ni mi hermano ni yo pudimos descubrir para qué mierda servía el cable naranja (hoy sigo pensando que el puto cable estaba allí sólo por joder). Me despedí de mi familia, volví en mi coche asqueroso a casa y me conecté al facebook. Me hice fan de no sé cuantas mierdas, vi fotos de los amigos de mis amigos y a alguna tía buena le di un toque, con la esperanza de ser contestado. Hasta que apareció Guisella.

Después de chatear con ella un par de horas, recordé, gracias a una frase suya (ya estamos con las cancioncitas de los cojones) como respuesta a mi forma de escribir, lo que me decía mi hermanito siempre: hermano, desde que estás con Solenne ya no cantas. Apago el PC y canto en italiano "Non me lo so spiegare" sólo para descubrir dos cosas: que canto de putamadre, y que si dejé de hacerlo al conocer a Sol fue porque con ella ya no necesitaba la música para hacerme entender.

- Ah
, pienso, qué tocado me has dejado, cabrona. Voy a tener que ponerme a cantar otra vez como un gilipollas. Pero para eso necesito al menos que mi coche tenga radio.

domingo, abril 18, 2010

La parte de adelante


Guardo mis cosas, hartito ya de la semana que me ha tocado vivir. Esperando que los dos vasos de whisky que me he metido al cuerpo no me hagan dar positivo en un control de alcoholemia, y dibujando un plan para el fin de semana en el que lo más interesante sería montar una nueva radio en mi coche. Todo mientras Iván nos contaba a Julio y a mi cómo lucía el baño más asqueroso de su existencia:

-Totalmente copado de pis, tío, y con un zurullo en el lateral, como si alguien lo hubiera puesto allí. O sea,era verlo y hacer "agggg, dios ¿cómo lo has hecho, colega? Obviamente, le hice fotos con el Iphone, antes de desmontar el zurullo, méandole encima y conteniendo el vómito.

Laura no ha estado de humor hoy, y, contradiciendo mi premisa de vida (¿qué me importa a mi el mundo?) he intentado ayudarla. Después de quince minutos de decirle cosas bonitas acerca de porqué ella era una tía especial, ha guardado silencio y me ha preguntado si estaba borracho. Ante lo que he tenido que responder con silencio administrativo y una levantada de ceja virtual.

Elena llega hasta mi mesa y me pide que la acerque a casa. Claro mignone, contesto, ¡andiamo!

Bajamos y veo de lejos a Susana, que espera el autobús. Como sé que no tengo ninguna posibilidad sexual con Elena, decido llamar a Susana e invitarla a compartir nuestro viaje de vuelta a casa, te puedo dejar por Conde Casal, le ofrezco, y ella en menos de dos segundos dice que sí, que perfecto, que le viene fenomenal y que esa noche como mucho se tomará algo con su chico en una terraza y ya mañana pensará en qué hacer. Pienso: finalmente he conocido a alguien que vocaliza peor que yo. Sonrío. ¡Me pido ir adelante!, grita Elena.

Subimos a mi coche y les enseño por encima los daños provocados por los ladrones. El hueco dejado por la radio, el monedero vacío. Aquí está el muñeco de Spiderman, dice Susana, ¿no se lo habían robado? Le respondo que no, que lo encontré escondido debajo de los triángulos de seguridad, temblando de miedo. Vaya mierda de superhéroe. Salimos con rumbo a casa y me imagino que tengo música y que voy pasando las canciones que no me gustan. En mi mp3 imaginario no hay nada de Pereza ni de los Hombres G.

- No puedo enderezar el asiento -dice Elena.
- Mueve la palanca lateral - digo, y paso mentalmente una canción de Ramazzotti que ya he escuchado mucho - está a tu derecha.

Paso un stop y veo por el retrovisor a Susana. Creo, por cómo se mueve, que se le ha clavado en el culo un trocito de cristal restante. Pienso: puto taller, les dije que me limpiaran los asientos, que a mi se me olvidaría.

- Jo, soy un desastre, no encuentro la palanca - sigue Elena.
- Espera que paro.

Aparco el coche detrás de un camión y me acerco hasta el asiento del copiloto, en el que Elena está inclinada y sin poder devolver el asiento a la posición normal. Busco la palanca y, con sólo rozarla, el asiento se va hacia atrás del todo y tumba a Elena que queda mirando el techo del coche mientras yo (pobre de mí) quedo con los labios clavados entre sus tetas de 22 años.
Vi chocolates y a Willy Wonka bailando, a Bugs Bunny que salía de un agujero y decía "creo que debí girar a la derecha en Albuquerque", vi a Susana, con el cinturón de seguridad aún puesto, revolcarse de risa en el asiento trasero, vi a Benny Hill abriendo los ojos con sorpresa, vi al oso Yogui que gritaba "¡yujujui!" con júbilo y alborozo, vi mi vida pasar ante mis ojos con formas de tetas diversas y sentí que alguien encendía la calefacción central, vi a los cuatro Beatles detenerse en el paso de cebra y girar a verme mientras Ringo decía "great job, mate". Vi a Elena, roja como un tomate, muerta de risa, y me lamí los labios.

- Joder, ¡que momento! cómo no está Julio aquí - exclamó Susana, descojonada.
- Tesoritos: - le respondí - a ti te pongo por testigo de que, hoy, viernes por la tarde mi boca ha estado entre los pechos de Elena.

Volvimos a la carretera, ya poniendo la cuarta velocidad e intentando agudizar mis sentidos que estaban bloqueados, no sé si por el alto nivel de alcohol en mi sangre o por el sabor a Elena que aun llevaba en la boca.

- Que sepas que no me pienso lavar los labios durante todo el fin de semana, mignone - confieso. Y ella me da un golpe dulce en el brazo derecho, mientras ríe - esto lo quiero llevar conmigo el máximo tiempo posible.

Llegamos a Conde Casal y le digo a Susana que la voy a dejar frente al concesionario de Kia. Me dice que sí, que no problem. Giro la cabeza hacia la derecha, para ver uno de los cuatro semáforos de la glorieta y, después de ver cambiar la luz a verde, veo de refilón los pechos turgentes de Elena y me desconcentro one more time. Me olvido del mundo, Benny Hill vuelve a sonreír y yo no quiero ver más cosas, cierro los ojos como si estuviese a punto de ser devorado por el Kraken con pelos de arbusto sevillano y piso a fondo el acelerador.
Lo siguiente que oigo es un concierto de bocinas e insultos de los demás conductores, y a Susana que (ya sin reírse) grita mi nombre. Vuelvo en mi y veo que me he tragado cuatro luces rojas y que estoy a punto de ser descubierto por la policía que busca el origen de todo el escándalo que se ha montado.

- A tomar por culo - reacciono, y piso más el acelerador, lo justo para esconderme detrás de un autobús y quedar fuera del ángulo de visión de los polis.

Llegamos al semáforo de Cavanilles y Susana salta del coche. Casi que me quedo aquí, chicos, dice, vocalizando menos que antes, si es posible, buen finde, eh, tened cuidado. Bajo por Valderribas y cuando llegamos a la calle de Elena, ella me desea que pase un buen fin de semana, que me olvide de todo lo malo que me ha pasado y que ya, si eso, hablamos. No puedo evitar confesarle algo que hace que ella me devuelva una sonrisa pícara:

-Oye, Elena...tu pecho... sabe a Ferrero Rocher.

jueves, abril 15, 2010

Día 30 - If I'm to fall, would you be there to applaud?


Day 30 - Your favorite song at this time last year

¿Primavera 2009? Fácil. En febrero había asistido al que quizá sea el último concierto de Oasis en España. Había quedado con Ismael pero él, programador compulsivo, llegó tarde y no pudo ver cuando Liam le espetó "It's comin' man, it's comin'" a un fan que le pidió de mala manera que cantase "She's Electric". El Palacio de los Deportes enmudeció ante la bravuconada de pub del de Manchester y, segundos después, sonaron los primeros acordes y el "la-la-la-la-lá" de "I'm outta time". Estuve cantándola como un mongolo incluso durante el verano, sentado en una playa nudista a la que había ido sin conocimiento de causa (pero esa ya es otra historia).

Ya está, han sido 30 días de canciones. No sigo porque "I'm outta time". ¿Quién se anima a coger el relevo?




martes, abril 13, 2010

Día 29 - Tuquituqui Tu qui Tu


Day 29 - A song from your childhood

Fabián cantó "Burrito Sabanero", de forma improvisada, una noche de navidad con coreografía incluida. Mi familia al completo se quedó admirada, menos por el talento musical de mi sobrino que por mi lacrimal reacción. "Sa emocionao'" dijo una, "El terminator tenía lágrimas" dijo otra. Cachonda. Pero no, oh no, no. Mi emoción era más por la nostalgia perruna que me hacía volver a mis días de mocos y rodillas sangrantes, cuando todo lo que hacía era responsabilidad de mis padres y no tenía que lidiar con desamores, impuestos, ladrones de coches que me rompen el cristal y se llevan hasta el euro que era para el carrito de la compra (eso me ha pasado hoy), etc.
¡Ah, qué fácil era todo antes! pensaba entre lágrimas contenidas, mientras Fabián bailaba y cantaba "El lucerito mañanero ilumina mi sendero" y nosotros lo acompañábamos con las palmas.


lunes, abril 12, 2010

Tostin' tostin'


Pocas ganas de juerga después de ver el recital del Barça ante el Madrid. Tirado en la cama, pocas ganas tengo de ir a buscar la camisa Levi's que quería comprarme. Limpio, ducho, ordeno, plancho, hiberno y reinicio(me). Llamo a María: ¿tomamos el aperitivo en Moratalaz?

Me cuenta que ha conocido a mil tipos interesantes, pero que con ninguno siente la afinidad que conmigo (feeling le digo), que busca trabajo en el departamento comercial de donde sea y que nada en las piscinas del Canoe casi todos los días. La interrumpe su madre, que la llama y le dice que hay torrijas, que suba a casa. Yo, presente de cuerpo y ausente de alma, disfruto del sol Martini en mano. ¿Te molesta que pida algo para comer? Le suelto cuando termina de hablar con mami por teléfono. Me dice que ha quedado para comer con su hermana, así que si como no me acompañaría. Pido la cuenta entonces, y me despido de ella preguntándome one more time si será la última vez que la llame. Compro El País en un quiosco y vuelvo a casa a prepararme un bocata y pillar una Carlsberg. Hace buen tiempo, el clima perfecto para tirarme en El Retiro a leer.

Subo caminando al parque y me siento en el mismo sitio de siempre, lejos de las familias y los estanques llenos de patos y mosquitos. Cuando leo la crónica deportiva, y confirmo que Messi está a años de luz de Cristiano Ronaldo, veo llegar a un grupo de inglesas que se sientan a dos metros de mí, y segundos después ya están en topless. Ay omá que rico. Pasa una ardilla, se come las migas de mi bocata y le pregunto:

- Ardilla: ¿por qué esos tíos que están con las inglesitas no les tocan al menos el culo?
- Ya en casa las pondrán viendo a la meca - contesta.

Vuelvo a casa una hora y media después, cansado de tanto sol y de tetas intocables y me tiro en la cama con ganas de una siesta reparadora. Mando un par de SMS "café por la tarde, ¿te animas?" a un par de amigas. Una me dice que está en el pueblo, con depresión again porque la dejó el novio por un cubano futbolista. Y la otra me llama cuando estoy a punto de dormirme y me dice que está en el Retiro. Que suba.

- Pasando - contesto.
- Estoy con mi prima - me dice, y como sé que ella sabe lo exigente que soy, asumo que su prima estará buena.
- Estoy allí en 20 minutos.

No estaba buena, no. Y encima, apenas me vio llegar con mi camiseta YSL, mis pantalones chinos y mis Vans, no se le ocurrió una mejor frase para darme la bienvenida que "pareces creído". Ocurrencia que Mirella (mi dizque amiga) aplaudió con todas sus fuerzas. Decidí ignorarla y me tumbé en el césped, aspirando el humo de la marihuana que alguien fumaba cerca de mí. Esperé un rato y me largué con la excusa (real, como pocas veces) de tener que preparar mi cena y mi tupper del día siguiente.

- Hay que hacer un picnic la próxima semana - dijo la prima - yo preparo algo y compramos botellas de cerveza.
- Perfecto - mentí - llámame, que me apunto.

Saliendo del parque llamé a mamá, que me preguntó como estaba después de que Sol ya no viviera conmigo. No le mentí, le dije que estaba muy triste, pero que creía que podría sobrellevarlo. La pobre no se dio cuenta que su Spotify reproducía en ese momento una canción del mexicano José José que decía:

En tus manos yo aprendi a beber agua/ fui gorrion que se quedo preso en tu jaula /
por que yo corte mis alas y el alpiste que me dabas fue tan poco y sin embargo yo te amaba.
- Mamá, ¿puedes cambiar esa canción?, me está dando el bajón - le digo, medio en broma,
medio en serio.
- Ay, hijo - se ríe - es una canción que ha puesto tu papá.


lo que un dia fue no será/ ya no vuelvas a buscarme
/
no tengo nada que darte/ de tu alpiste me cansé

- Bueno, bueno, no pasa nada. Hablamos luego.

Bajo hasta el coche y descubro que algún hijo de puta me ha roto el cristal lateral y se ha llevado hasta la monedita que uso para el carrito del supermercado. Extrañamente, mi primera era reacción es preguntar al aire ¿Y ahora qué hago cuando vaya al Carrefour, si siempre me olvido el euro pal' carrito?
Cubro el hueco dejado por el ladrón con una bolsa de Mango y vuelvo a casa, pensando en que hay días en que es mejor quedarse en casa, soñando con Verónica (pero sin tocarme).

Día 28 : Those days are over


Day 28 - A song that makes you feel guilty

Después de un gran partido de fútbol, Manuel me confesó, sudoroso y cansado, que se había cepillado a Helen. O sea, que me había levantado a la vecina guapa, por la que yo había sentido interés un par de días antes. Como me jodió tanto, busqué la mejor forma de vengarme: me enrollé con su hermana.
Lo sé, es cruel, pero en esa época no existía el facebook y no podía crear un grupo tipo "Yo también creo que Helen es puta" o "Yo también creo que Manuel gasta un bote de talco al día ". Así que la pobre Roxana pagó pato. Por eso, cada vez que escucho "Roxanne" de The Police (que la pobre ilusa adoraba sin saber que hablaba de una puta de Amsterdam) me siento un poquito culpable. Pero recuerdo entonces que Manuel también me robó un walkman, y, entonces, la sonrisa malévola me vuelve a la cara.

Uajajajajá! Roxana, lo siento, pero la culpa es de tu hermano.



sábado, abril 10, 2010

7 Ans de Marriage


Cuando vi a Sol llevar entre los brazos, como si fuese un niño, la última de sus cajas, se me cayó el alma al suelo. No, al suelo no, lo siguiente.

Esa mañana desperté como cualquier otra: con la tripa hinchada y la sensación de que, por mucho que insistiera, ya no me podría volver a dormir. Di varias vueltas perrunas hasta que al fin decidí salir de la cama, quitarme la férula dental que uso para no destruirme la dentadura mientras duermo, y tirarme en mi nuevo sofá Chesterfield de piel envejecida a ver un capítulo de "Mad Men". Pero cambié esto último por el piloto de "Fringe" serie que mi hermanito bailarín me había recomendado con ahínco casi religioso.
Hice bien. Y a mitad de el capítulo, Sol se levantó (como nunca, antes de las 11:00) y comenzó a llenar las cajas que había preparado y regado por el piso desde hacía varios días. Durante todo ese tiempo, creo, he desarrollado un instinto marine para poder evitar campos minados, pues mi rutina consistía, además de mis ya aburridas actividades, en sortear sus cajitas de los cojones que aparecían si aviso previo. Vacías y expectantes.

Quise ignorar el hecho de que la mujer con la que había compartido la vida iba, cajita tras cajita, saliendo de mi vida, pero no pude y sentado en mi cama tomé una decisión drástica: Me iría al Factory a comprarme un traje de Hugo Boss para usar en la próxima boda de mi amigo Dario. Sí, me dije, gastar 400 pavos me hará sentir bien.
Al salir de la ducha, quise arreglar la cama, pero Sol me sorprendió diciéndome que no lo hiciera: las mantas eran suyas y se las llevaría, of course. Mi traje de Boss voló junto al dinero que me quita la Comunidad de Madrid cada vez que algún policía gilipollas me multa por saltarme un semáforo, y decidí cambiar Factory por Ikea. La noche prometía ser fría y solitaria, la pasaría mejor acurrucado en un edredón industrial, y su funda nórdica de polyester a juego.

Me largué, no sin antes preguntar cuánto tiempo necesitaba para irse sin tener que despedirnos. Hasta las 12, respondió, pero no le creí, considerando el hecho de que cada vez que nos íbamos de puente la pobre tardaba dos noches en llenar su maletita tamaño Ryanair y ahora se iba a enfrentar sola a 15 cajas del Carrefour. Vuelvo a las 4 de la tarde, le anuncié, si metes las cosas como caigan acabas antes, ¿de qué te sirve, ahora, ordenar todo por tamaños, o colores?

Volé hacia la Gavia escuchando el primer disco de Libido y cantando con tanta fuerza que cuando dejé mi Kia en el parking de Ikea, descubrí que me había quedado afónico. ¿Y ahora como grito los goles de Messi?, pensé. Por suerte, ya me sé de memoria el laberinto de Ikea y usé las puertas secretas para ahorrar recorridos, como si me encontrara inmerso en un enorme juego de Mario Bros. Cogí in juego de tres cestitas de mimbre que no sé para qué sirven, un edredón, una funda nórdica roja porque la naranja me daba mala espina, y una manta para cubrirme cuando me tire en mi sofá a ver una película de esas que Marta llama, con mucho acierto, "para llorar". Llamé a mi tía, que vive al lado del centro comercial, y le dije que podíamos vernos y tomar algo. Me dijo que sí, que subiera a su casa en cuanto acabara con mis deberes.

La encontré preparando una fiesta pre-adolescente para su hija y sus amigas que habían decidido ignorar al mundo y al futbol para, entre otras cosas, dormir en sacos de camping y bailar reggaetón hasta altas horas de la madrugada. Le conté mis penurias, y ella me aconsejó de gran manera, diciéndome que todo es parte de un proceso, justo y necesario, que es nuestro deber y salvación darle gracias siempre y en todo lugar, a ti padre santo, dios todopoderoso y eterno, tú que vives y reinas por los siglos de los siglos mientras a nosotros nos arde, nos quema, nos duele todo el cuero, nos arde, nos quema, dejamos la carne en la arena.

Paréntesis: si no fuera por ángeles como éste, yo sería peor persona, lo tengo comprobado. Cierro paréntesis.

Estábamos de cháchara cuando Julio me llamó pidiéndome, again, un teléfono libre para llamar a algún pais misterioso. Le dije que ya salía para casa y que me llamara cuando quisiera, para darle el telefonito de los cojones. Me despedí de mi tía y volví, otra vez, cantando que soy sudor y lágrimas, por los primeros kilómetros de la carretera de Valencia.

Pero, cuando llegué a casa, Solenne todavía estaba allí.

Y entonces, cuando vi a Sol llevar entre los brazos, como si fuese un niño, la última de sus cajas, se me cayó el alma al suelo. No, al suelo no, lo siguiente.

Día 27: 'Cause Nothin' Lasts Forever


Day 27 - A song that you wish you could play

Cuando vi las primeras escenas del video "November Rain" de Guns N' Roses, quise aprender a tocar el piano, y a medida que iban avanzando los minutos y la canción iba tomando fuerza, el protagonismo de Slash hizo que, también, me entraran ganas de tocar la guitarra como él.
Si me diesen a elegir una canción para poder interpretar sería ésta. Pero va ser que no, yo creo que ahora ni Axl (con sus trencitas injertadas) ni Slash (desintoxicado y soso) podrían conseguir recrear el concierto en Tokyo en donde dejaron a 50 mil japos con los ojos como Oliver y Benji.
"Ojipláticos", diría Teresa.


viernes, abril 09, 2010

Día 26 :Soy sudor y lágrimas


Day 26 - A song that you can play on an instrument

¿La voz es un instrumento? Si la respuesta es sí, entonces la canción en la que clavo la voz es "Sed" de Libido. La canté con mi amigo Carlos, guitarra principal del grupo "Danza Rota" que luego cambió el nombre a "Violáceo".
Si la respuesta es no: entonces lo único que soy capaz de interpretar es la Marcha de Banderas con el tambor de mi sobrino. Es que no se puede tener todo.


miércoles, abril 07, 2010

Día 25: Bailarrr, bailarrrr


Day 25 - A song that makes you laugh

Como España nos mandó en los noventa a los Locomía, nosotros, latinos, nos vengamos con furia y les mandamos a King Africa.
Igual nos pasamos un poco, pero es que ver a Francesc y compañía moviendo abanicos durante dos veranos y cantando "bésame, sí, sí, bésame...seré tu esclavo" jodió muchas relaciones., sí señor. Por eso, metimos a King Africa en una bolsa negra y lo mandamos hacia España para que, ya aquí, se desahogara cantando "Carnavalito" y demás adefesios. Creo que al lado de la definición de "vergüenza ajena" debería ir la foto de este engendro.

Bailarrr, Bailarrrr. (¡Vaya mierda, por dios! y el video tampoco tiene desperdicio)


martes, abril 06, 2010

Knowing me, knowing you


- No te hagas el interesante - me dice.

Julio se ha pasado medio día vacilándome con que me coma al Kraken. Obviamente, está proyectando sus deseos/miedos conmigo, como hacía yo cuando me preocupaba por cómo se las iba a arreglar Sol después de nuestra ruptura (sola en el mundo, y tal).
Como me tocó tanto los cojones, decidí darle donde más le dolía y le cambié sus cigarros por caramelos de eucalipto. Dicen que dio un grito de dolor en el ascensor y me maldijo en lengua colombiana.

- No me hago, soy. Aunque eso depende del observador - respondo -. Dejemos algo para el futuro. Hoy empieza todo.

Feliz y vengado subí al nuevo gimnasio y descubrí que no había un sólo metro cuadrado donde hacer abdominales. Nunca entenderé la gente que va sólo a hablar con otra gente, es como si me apuntara a un curso de cata de vinos y no bebiera, sino que me la pasara viéndole las tetas a la profe y/o compañera de curso. Para eso ya habrá tiempo ¿no? Hay que estar para lo que hay que estar.

- Ni futuro, ni futura - ataca-. Te caigo bien porque conmigo al menos te ríes.

Bajo decidido a buscar mi crema Vitesse para la cara, pero descubro que, una vez más, he olvidado el dinero y no podré comprar ni un caramelo. Tampoco podré recoger hoy mis camisas de la costurera china que ha plometido no dejal las costulas pol fuela. Entro en mi casa vacía y no sé si deprimirme, cocinar, tocarme, o escuchar un disco de Luis Miguel. Me doy una ducha fría y preparo espagueti a la carbonara.

- Para eso ya tengo a Julio - afirmo -. En serio, me ha venido muy bien conocerte.

Pongo "Legión", una película estúpida para distraerme del mundo, y me rio mucho cuando la abuela (vestida como Olivia Newton John) trepa por el techo del restaurante de carretera como una araña. Acaba la película. Pienso: ¿estará disponible ya el nuevo capítulo de "How I Met Your Mother"? Echo una ojeada al libro "Tarántula" de Bob Dylan. Me parece una mierda y me duermo segundos después de leer un SMS que me dibuja una sonrisa en la cara.

- Eres un cuentista - me dice.
-No, soy un mono en esmoquin al que haces bailar - respondo.

Me despierto a las tres de la mañana y hago cuentas para llegar bien a fin de mes. Tendré que dejar de comprar discos de Led Zeppellin y conseguir que mis amigas paguen las cenas futuras. Pienso en Mónica Bellucci pero no puedo volver a dormir hasta las cinco de la mañana. El despertador parece sonar dos segundos después.

- No te habrás ofendido - pregunta.
- No, no - la calmo - la única vez que me ofendí fue cuando mi ex me dijo que, estando conmigo, tuvo que buscar "orgasmo" en Google. ¿Será perra?

Día 24 - Las boyas cual campanas se pondrán a doblar


Day 24 - A song that you want to play at your funeral

Esta fue fácil porque mi abuelo (Q.E.P.D.) y yo hablábamos constantemente de la muerte. Ambos coincidíamos (cerveza en mano) en que, en nuestro funeral, debería sonar esta canción. "El Pirata" de Los Embajadores Criollos. No es una cancíon triste, al contrario, habla de lo sobrevalorado que está ese momento que a todos nos llegará (uajajajajajá, sí, a tí también).
Me pongo criollo porque lo soy, además de porteño... y borracho si la ocasión lo amerita. ¡Dos más!


lunes, abril 05, 2010

Día 23: Maybe I'm afraid of the way I leave you


Day 23 - A song that you want to play at your wedding

-¿Qué vas a hacer en tu boda?¿Vas a cantar algo?
-No creo tío - risas, sorbo al carajillo, calada al cigarro - ni de coña.
- Yo sí cantaría - confieso.
-No jodas.¿Cuál?
-Maybe I'm Amazed de Paul McCartney. Pero para eso tengo que encontrar una loca que se quiera casar conmigo.
-Y aprender a tocar el piano.
-Sacto.

Nos llega la cuenta y Dario y yo salimos del café de Malasaña. Me ha invitado a su boda y vuelvo a casa en metro pensando en el color del traje que voy a comprarme porque el que tengo es de mi periodo Elvis, y que me queda como el culo.



domingo, abril 04, 2010

Día 22: Seguro que mi suerte cambiará


Day 22 - A song that you listen to when youre sad

Los humanos somos raros, vemos las noticias sólo para comprobar que hay personas que lo pasan peor que nosotros y así poder dormir mejor. Pues más o menos eso es lo que me pasa cuando estoy triste y escucho esta canción: "El Día de Mi Suerte". Incluida en el disco "Lo Mato" grabado por dos jovencísimos Willie Colón y Héctor Lavoe y en el que se trataba la marginalidad de los latinos en New York. La voz de Héctor suena brutal y Colón aportó su estilo callejero en el trombón, además de componer algunas de las mejores canciones de su carrera. Cada uno siguió su camino después de grabar este disco.




sábado, abril 03, 2010

Día 21: Don't you let your demons pull you down


Day 21 - A song that you listen to when you’re happy

Ya no quiero dar más la brasa con The Beatles, así que no mencionaré ninguna de sus canciones hoy. Tampoco voy a hacer mucho hincapié en que "Wanna be Starting Somethin'" es uno de los mejores inicios de un disco, junto a "Welcome to the Jungle" de Guns N' Roses. Entonces, la canción que últimamente (esto va por rachas, querido público) escucho cuando estoy de buen humor es "Shine", de Take That. La voz rota del cantante del que no sé ni el nombre (pero que tiene un parecido peligroso con mi hermano) favorece a que la cante a todo pulmón mientras plancho mis camisas o voy subiendo la calle rumbo al gym.

so come on, get it on
don't know what you're waiting for
your time is coming don't be late, hey hey

¿Que el video se parece demasiado al de "Your Mother Should Know"? Bueno, ese ya no es mi problema, love.

viernes, abril 02, 2010

Día 20 - You blow me off like it's all the same


Day 20 - A song that you listen to when you’re angry

Cuando estoy con la m... revuelta y quiero destripar algo, pongo el disco Sound Loaded de Ricky Martin que me regalaron mis hermanos. Empieza a sonar "She Bangs" y me vuelve la sonrisa a la cara. Ayuda el hecho de que la gente cucufata de Lima se horrorizara con la frase que he resaltado al principio, la escena del video en que Ricky se lo monta en un baño con dos pibones, para después ser masajeado por no sé cuantas manos también tiene lo suyo. Pero lo que más me ayuda a cambiar de humor es recordar a mi hermano saltando en los pasillos de mi casa, perfectamente alineado con la batería y los primeros gritos de la canción, y haciéndonos reír a Guisella y a mí que minutos antes estábamos ...

De sólo recordarlo ya se me ha pasado el mal humor resultante de cumplir 34 años. ;)
Gracias Ricky, gracias Groveer.



jueves, abril 01, 2010

Día 19: Somewhere in her smile...she knows,


Day 19 - A song from your favorite album

Mi disco favorito es "Abbey Road" el último de The Beatles. Y dentro de este disco está "Something" el primer single importante de George Harrison. Patty Boyd dijo que la canción estaba inspirada en ella, pero George dijo en una entrevista «Bueno, no, no [la escribí acerca de ella]. Sólo la escribí, y después alguien creó además un video....para que fuera algo complementario a la canción. Entonces, después todo el mundo divulgó que me había inspirado en Pattie, pero realmente, cuando la escribí, estaba pensando en Ray Charles» ¡Genial!