lunes, abril 12, 2010

Tostin' tostin'


Pocas ganas de juerga después de ver el recital del Barça ante el Madrid. Tirado en la cama, pocas ganas tengo de ir a buscar la camisa Levi's que quería comprarme. Limpio, ducho, ordeno, plancho, hiberno y reinicio(me). Llamo a María: ¿tomamos el aperitivo en Moratalaz?

Me cuenta que ha conocido a mil tipos interesantes, pero que con ninguno siente la afinidad que conmigo (feeling le digo), que busca trabajo en el departamento comercial de donde sea y que nada en las piscinas del Canoe casi todos los días. La interrumpe su madre, que la llama y le dice que hay torrijas, que suba a casa. Yo, presente de cuerpo y ausente de alma, disfruto del sol Martini en mano. ¿Te molesta que pida algo para comer? Le suelto cuando termina de hablar con mami por teléfono. Me dice que ha quedado para comer con su hermana, así que si como no me acompañaría. Pido la cuenta entonces, y me despido de ella preguntándome one more time si será la última vez que la llame. Compro El País en un quiosco y vuelvo a casa a prepararme un bocata y pillar una Carlsberg. Hace buen tiempo, el clima perfecto para tirarme en El Retiro a leer.

Subo caminando al parque y me siento en el mismo sitio de siempre, lejos de las familias y los estanques llenos de patos y mosquitos. Cuando leo la crónica deportiva, y confirmo que Messi está a años de luz de Cristiano Ronaldo, veo llegar a un grupo de inglesas que se sientan a dos metros de mí, y segundos después ya están en topless. Ay omá que rico. Pasa una ardilla, se come las migas de mi bocata y le pregunto:

- Ardilla: ¿por qué esos tíos que están con las inglesitas no les tocan al menos el culo?
- Ya en casa las pondrán viendo a la meca - contesta.

Vuelvo a casa una hora y media después, cansado de tanto sol y de tetas intocables y me tiro en la cama con ganas de una siesta reparadora. Mando un par de SMS "café por la tarde, ¿te animas?" a un par de amigas. Una me dice que está en el pueblo, con depresión again porque la dejó el novio por un cubano futbolista. Y la otra me llama cuando estoy a punto de dormirme y me dice que está en el Retiro. Que suba.

- Pasando - contesto.
- Estoy con mi prima - me dice, y como sé que ella sabe lo exigente que soy, asumo que su prima estará buena.
- Estoy allí en 20 minutos.

No estaba buena, no. Y encima, apenas me vio llegar con mi camiseta YSL, mis pantalones chinos y mis Vans, no se le ocurrió una mejor frase para darme la bienvenida que "pareces creído". Ocurrencia que Mirella (mi dizque amiga) aplaudió con todas sus fuerzas. Decidí ignorarla y me tumbé en el césped, aspirando el humo de la marihuana que alguien fumaba cerca de mí. Esperé un rato y me largué con la excusa (real, como pocas veces) de tener que preparar mi cena y mi tupper del día siguiente.

- Hay que hacer un picnic la próxima semana - dijo la prima - yo preparo algo y compramos botellas de cerveza.
- Perfecto - mentí - llámame, que me apunto.

Saliendo del parque llamé a mamá, que me preguntó como estaba después de que Sol ya no viviera conmigo. No le mentí, le dije que estaba muy triste, pero que creía que podría sobrellevarlo. La pobre no se dio cuenta que su Spotify reproducía en ese momento una canción del mexicano José José que decía:

En tus manos yo aprendi a beber agua/ fui gorrion que se quedo preso en tu jaula /
por que yo corte mis alas y el alpiste que me dabas fue tan poco y sin embargo yo te amaba.
- Mamá, ¿puedes cambiar esa canción?, me está dando el bajón - le digo, medio en broma,
medio en serio.
- Ay, hijo - se ríe - es una canción que ha puesto tu papá.


lo que un dia fue no será/ ya no vuelvas a buscarme
/
no tengo nada que darte/ de tu alpiste me cansé

- Bueno, bueno, no pasa nada. Hablamos luego.

Bajo hasta el coche y descubro que algún hijo de puta me ha roto el cristal lateral y se ha llevado hasta la monedita que uso para el carrito del supermercado. Extrañamente, mi primera era reacción es preguntar al aire ¿Y ahora qué hago cuando vaya al Carrefour, si siempre me olvido el euro pal' carrito?
Cubro el hueco dejado por el ladrón con una bolsa de Mango y vuelvo a casa, pensando en que hay días en que es mejor quedarse en casa, soñando con Verónica (pero sin tocarme).

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