martes, abril 24, 2007

Vacaciones de novela


Lo que más recordaré de mis últimas vacaciones, además de mi conjuntivitis infecciosa, será el submundo de las telenovelas. Ni el sol, ni el excelente arroz negro del restaurante Canela (C/ Quart 49) me harán olvidar que de 8 a 10 de la noche, en la tele no había más que esas historias bastante inverosimiles, pero divertidas. En una de ellas, (la de las 9, no me acuerdo del nombre) una mujer de 37 años hacía el papel de una chica de 20, con visibles muestras de envejecimiento que para cualquier persona normal (las que no ven telenovelas como life style) quitarían credibilidad a un personaje, bastante risible ya. La señora-chica hacía de campesina pobre que se enamora del patrón (of course), rico heredero que, contradiciendo todas las leyes de la física, no se tira a su fiel trabajadora, sino que se enamora de ella, pierden la virginidad juntos y le jura casarse con ella cuando vuelva de estudiar en Londres (capital de Inglaterra), ella angustiada en su espera, y embarazada a la primera, conoce a un fotógrafo que le promete fama como modelo, pero que la vende como prostituta de lujo y la pobre llega a Europa, sí, pero a los peep show de Montmartre en París (capital de Francia, como ella siempre dice, para mi descojone). Mientras su novio vive encerrado en su super piso y no se quita se camiseta de Cambridge ni pa' mear, no vaya a ser que no nos creamos que vive en Londres (capital de Inglaterra).

La novela de las diez es más interesante por una simple y sencilla razón: sale Gaby Espino, dalina de Nubeluz que me hizo olvidar con rapidez a Almendra Gomelsky y que desde entonces forma parte de mis sueños nubecinos. Aquí Gaby hace de niña bastarda de un hombre rico, que no encuentra mejor forma de acercarse a su hija que meterla a trabajar como sirvienta en su casa. Lo que provoca que las fieras (Por eso se llama Mundo de Fieras), se encargarán de hacerle la vida imposible. De forma paralela, se desarrolla la historia de dos amantes que se enamoran en Venecia (a pesar del olor a desagüe, perenne en la ciudad) sin siquiera saber sus nombres, pero ella al ver que una le dio a su querido un besito simpaticón, rompe a llorar y huye, sin dar explicaciones, a otra ciudad; él, desesperado la busca por tierra, mar, bares y mercadillos hasta que averigüa que está en Barcelona y va a buscarla (sin saber ni su nombre, ni su dirección), entonces, mientras caminaba por la plaza Catalunya y cuando estaba a punto de ser asaltado por unos árabes, la ve (¡qué casualidad!) y la besa con fuerza. Ella, fiel a su estúpida posición, lo abofetea y huye una vez más, dándole largas a ese amor imposible, e ignorando también que su amado es su hermano, pero no importa, ricurita, porque eres adoptada, pero hasta que falte un mes pa’ que acabe la novela, no lo sabrás.


Lo ideal sería que las dalinas, todas, hicieran una novela, en la que el galán fuera yo, y cada dos meses, me enamoraría de una, para al final casarme con Gaby, que de niña sufría parálisis, pero que gracias a un accidente de avión, de la que es única sobreviviente (cayó sobre mi piscina) se recuperó. Soñar no cuesta nada, aquí en Madrid (capital de España).

2 comentarios:

zoraida dijo...

mira que las tele-novelas no me han gustado, confieso cierta aversión a sus innimerables capítulos que dizq son de la vida real "como la vida misma". pero he de decir que sigas soñando....total es gratis, y la vida es un sueño como dijo aquel genio (por cierto no estoy cantando la de la oreja) sino aludiendo a Calderón de la Barca.
...y los sueños sueños son!

el_ficho dijo...

y como diría otro genio: "eso, eso, eso"