miércoles, mayo 16, 2007

Ok, so you're Brad Pitt; that don't impress me much




A Mariana le gustaba bailar medio calata frente a su poster. Yo la veía, cocacola en mano, y pensaba que nunca dejaría de ser la chiquilla traviesa que todos queríamos. El poster era de la época de “Leyendas de Pasión”, Brad tenía el pelo larguísimo, rubísimo, y acondicionadísimo. Ella decía cuando quieras papito, vénte pa’ mi casa y yo dejo todo, pero el rubio seguía allí, inmóvil, como buen poster que era.

- Deja de bailar, cojuda, que te van a a ver los vecinos – le dije, sin soltar mi lata de cocacola.
- Con estas cortinas no se ve nada, sino te verían a ti también en calzoncillos.
- Yo no estoy cerca de la ventana, ni estoy haciendo tanta alharaca.
Se supone que iríamos a ver “Seven”, el jueves, que hay dos por uno. Como siempre compraríamos un solo supercombo y de allí beberíamos y comeríamos los dos. Pero la llamó Charo, que me ha dejado Tomy, que estoy muymal, que ven a verme chola, que no puedo más, que voy a hacer una locura, que ya vas otro dia al cine.

- Me llega al pincho tu amiga – le dije poco solidario, as usual – cada vez que se pelea con el huevas de su novio, te llama a ti.

-No seas malo, loquito, ya te recompensaré como tú sabes.

Llamé a Katty, y fui al cine con ella, pero se pasó toda la película preguntándome si Brad Pitt era malo o bueno, y si Morgan Freeman sabía ya quién era el asesino. Yo fingía no conocerla cuando se oía un anónimo ssshhhttt en la sala, y ella, encima, replicaba al censor a viva voz, es que no entiendo pues, ¿tú que te crees? Nadie nace sabiendo, y ella, menos. Yo me consolaba pensando en que ya alquilaría la película después y la vería tranquilo en casa.

Mariana me llamó esa noche, Charo había vuelto con Tomy, y para celebrarlo habían ido los tres al centro comercial a tomar algo. Les pareció verme salir del cine, con una flaquita de pelo pintado (no está pintado, dije, su vieja es alemana). Que íbamos muy juntitos para ser amigos, había dicho Charo, qué pendejo el loquito, había dicho Tomy, qué cojuda que soy, había pensado Mariana. Ni me molesté en defender mi inocencia, sí, la pasaba muy bien con ella, sobretodo cuando nadie nos veía, pero tampoco era para morirme si la dejaba de ver, le dije que se quedara con sus amigos, y que si quería que me llamara cuando pase el temblor. Al mes siguiente salimos a tomar algo, chapamos y demás, pero yo ya salía con Daniela y ella sí me daba miedo, sobretodo después de que un día llegó a la universidad con la ropa manchada de sangre y dijo que era porque había estado ayudando en una anticuchada. Así que no la volví a llamar.

A la loca (como mis amigos llamaban cariñosamente a Daniela) también le gustaba Brad, pero no bailaba en calzón frente a su poster, es más, ni tenía una foto suya tamaño carnet, su amor tomaba caminos extraños y decía siempre cosas como que ese chico es tan guapo que nadie cree que actúe bien, que quizá por eso hace películas como “12 monkeys” o “Snatch”, que en el fondo tiene complejo de inferioridad, como tú loquito que ya no quieres estar conmigo porque soy muy inteligente y tengo ideas infinitamente mejores que las tuyas. A esa también le dije un día eso de que nadie sabe porque un día el amor nace y nadie sabe porque muere el amor un día, y la dejé tirando cintura. Por entonces, Tomy y yo éramos los mejores amigos y él, también, amaba en secreto a Brad y se compraba la ropa (en la cachina) lo más parecido posible a su ídolo secreto.

Ahora, si todos ellos vieran al rubio de aeropuerto en aeropuerto, comprando niños en camboya, o donde sea, envejecido, despeinado, con ojeras y usando ropa que no combina, no sé si seguirían queriéndolo, quizá Daniela sí, pero Mariana, que ya tendrá celulitis, no creo que le muestre nunca más sus secretos pasos de baile. Estás viejo, Brad, algo te consume, total, cepillarse a Angelina Jolie tiene su precio, ¿no?

No hay comentarios: