martes, julio 21, 2009

Well, well, well (oh, well)


De vuelta de tomar el sol, panza arriba, en la Costa Azul, veo los casi treinta mensajes que tengo pendientes en facebook.

Me invitan a una noche de copas para celebrar un cumpleaños (de alguien que, a pesar de formar parte de mi familia, me cae bien). Confirmo mi asistencia al evento a pesar de que el punto de reunión es famoso por ser la zona favorita de los prostitutos madrileños. Antes de llegar aviso que estoy unas calles más abajo, esperando a lo que surja en un bar e hidratándome con sangría.

También veo que Teresa ha vuelto a la vida cibernética. Me ha mandado un mensajito de esos que no puede ver nadie y descubro que es capaz de bromear sobre su propia situación incómoda. Algo que yo hago también cuando la gente habla de eyaculación precoz. Le contesto y le prometo falsamente que la llamaré en cuanto pueda para tomarnos algo antes que el verano se acabe. No le digo de qué verano estoy hablando.

Arturo me anuncia su visita a París, todo enmarcado en su World Tour, y me propone que quedemos a cenar en algún restaurante del 6e arrondissement. Despistado, no le prometo nada y busco con ansias un vuelo para las fechas que él propone. Como acabo de volver de vacaciones, me da un poco de estúpida vergüenza intentar coordinar mis fechas con el gilipollas de mi compañero. Pero cuando él empieza a ponerse tonto descubro que, coincidencias de la vida, ya tenía esas fechas separaditas para descansar. Le anuncio a Arturo mi disponibilidad y pregunto a Sol si se quiere venir a cenar con nosotros.

Rechazo cuatro invitaciones de amistad (dos que no conozco de nada, y dos que he visto un par de veces en mi vida), y descubro a la vez que Verónica me ha borrado de su lista de amigos. Por eso había afinidad entre nosotros, porque somos despiadados por igual. Me perderé las fotos de su hijo creciendo, se perderá las fotos de mis múltiples viajes.

Oasis me incluye en su lista de newsletter y se queja del mal funcionamiento del festival de Benicassim. Me alegro de no haber comprado las entradas a 80 euros, en la reventa. Se cancela el concierto de Kings of Leon por mal tiempo y yo me paso dos días más en una playa de Valencia que, para mi sorpresa, es nudista. No me atrevo a desnudarme ni a poner mis miserias al sol. No consigo sacar de mi mente a las dos tías que jugaban, en pelotas, al ping pong. Ping...Pong.

Esquire reconoce que el chiste que publicaron en el último número es de mi autoría, aunque se lo atribuyeron a alguien que, para colmo, se llama igual que un amigo mio que no tiene nada de gracia. Pido (por si cuela) una suscripción anual a modo de compensación y me contestan con silencio administrativo.

Mi hermano me dice por el chat que me ha comprado un parche de Guns n' Roses. Porque yo lo valgo. Se lo agradezco y le digo que no me importa tener dos parches iguales, que ya encontraré dónde coserlo. Pienso hacerlo en mi próxima chaqueta de motero.

Rolyn anuncia al mundo su blog. Me meto y leo un poco. No entiendo nada, porque habla en su mayoría de cosas de la carrera que pasé estudiando cinco años en la universidad.

Dario ha escogido los cinco grupos que más ama en el mundo. Me sirve para confirmar que es gay, y le pregunto que por qué no ha incluido a Gloria Gaynor en su lista. Es una pequeña vendetta que me sale del alma después de ver las fotos de la noche en que salió a tomar algo con nuestra joven/guapa/belga profesora de francés, sin invitarme. Dios le da pan al que no tiene dientes.

Subo fotos de mis vacaciones y pongo los comentarios en francés.Me hago fan de las tetas de Megan Fox y de un club llamado Harry Potter sucks. Apago el Pc y pienso, en silencio, en mi próxima cena en un bistrot.

1 comentario:

juan dijo...

bien brother muy bien redactado ..tus vivencias me convences como escritor principiante ..un saludo cordial ..buen blog...suerte