lunes, julio 16, 2007

La copa de la vida


Brasil jugo como Italia, no le recordaba un partido tan feo desde la final de USA 94 (que también ganó). No sé quién fue el que dijo que si los brasileños aprendían a respetar a su entrenador y a seguir una táctica, los campeonatos deberían jugarse por el segundo puesto. Durante toda la Copa América, muchos echaron en falta que entrara Diego o Anderson, para que el espectáculo apareciera y no se confirmara que, sin Kaká ni Ronadinho, Brasil jugaba a destruir el mediocampo de sus rivales. Pero todos los temores se volvieron realidad y Dunga, que en su vida hizo una finta ni dio espectáculo, convirtió a los pentacampeones en el mejor imitador de la selección italiana que he visto en mucho tiempo. Dos centrales despiadados que sabían que jamás serían expulsados, tres volantes de contención que marcaban en posta cuando había algún habilidoso cerca o que cerraban sin piedad a cualquiera que condujera el balón más de tres metros, un enganche defenestrado de dos de los mejores equipos de Europa que se dio el lujo de hacer un golazo en la final, y un enano habilidoso que aprovechó momentos de desajuste temporal de hipotálamos chilenos o mexicanos para convertirse en el goleador del campeonato.

Medalla de oro para ellos, y la plata para los eternos favoritos comandados por un Bielsa que no vio nunca que Riquelme se esconde en los partidos grandes, que esto no es la Copa Libertadores, que no estaban en la Bombonera, que el chico, fuera de su barrio no hace ni una, que por algo lo echaron del Barcelona y falló el penal decisivo que eliminó al Villarreal de la Champions. Messi, orgulloso, lo intentó siempre pero estaba muy solo, necesitaba a Crespo o a Julio Cruz, y a modo de protesta se quitó la medalla de plata un segundo después de que Blatter se la pusiera en el cuello. Ganó Brasil, y a diferencia de la final del mundial gringo, no me dio ninguna alegría, ni Pepe, ni Elano, ni el horrible Wagner Love merecen guardar esa medalla de oro. Pero así es el futbol, si el premio fuera para el que más lo intentó, el campeón sería México. Y ya si tocamos la fibra personal, añadiré que nunca vi jugar a Perú tan mal y lleno de complejos (mira que es difícil) que ante Bolivia.

Robinho campeón, Messi sub-campeón, y Pizarro al Chelsea como tercer delantero.

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