miércoles, agosto 04, 2010

Woke up this morning


Dimanche. Un hostal de Alicante. 19:00 hrs.

- Espera que me ducho, tío, y nos vamos a comer algo por ahí.
- Pero nada de sitios pijos, tronco. Que ayer nos clavaron 7 pavos por una tosta de Camembert con dos mejillones.
- Tranqui, vamos a la zona guiri. Esta noche quiero comer alemana en su salsa.

Entro en la ducha. Me quito el short pensando en no sé qué mierda sentimental. Claro, como soy tonto, no recuerdo que el piso está mojado e intento quitármelo de un solo movimiento. Error, mi pierna derecha queda atrapada dentro de la prenda y la izquierda, floja, no responde a estímulo alguno. Resbalo, mi boca se acerca al borde del plato de ducha e imagino mis dientes volando como freesbies playeros. No. Estiro el brazo, el izquierdo, porque el derecho (inexplicablemente) aún sujeta el short de camuflaje que compré en Jules de Marseille. Mi brazo izquierdo toca el suelo, y, un segundo después mi esperanza de salvamiento desaparece cuando lo veo resbalar sobre el suelo enjabonado, dibujar un ángulo imposible y terminar golpeando la pared de forma sonora. Crac.

- Creo que me roto algo, tío.
- ¡No me jodas! ¿Estás bien?
- Creo que sí. Pero esta noche, no salgo.

Lundi. Oficinas centrales. 17:20

- Bueno gente, me voy, que tengo cita con el "codólogo".
- ¿Para lo de tu caída misteriosa en Alicante?
- Sí. Para eso.
- A mi me dijo que se cayó en la playa, jugando al voley.
- A mi que fue en plena faena.
- A mi, nada... pero me lo imagino. Perraco.

Bajo por la A1 casi volando y cuando paso por el radar de la M-30 levanto un poco el pie del acelerador. La clínica está bien, meto el coche al parking y, sin ver más, subo las escaleras.¿Traumatología, por favor? No tengo que esperar. Cool. Ventajas del seguro privado. Paso a consulta y las luces se apagan de golpe, el doctor ni lo nota. Me mueve el brazo como si fuera un joystick de Atari y me dice que no tengo nada roto, pero que tengo inflamado el nervio cubital. Me imagino cubitos de hielo alrededor de mi codo, y un segundo después el doctor me dice que pida rehabilitación y que me ponga hielo alrededor del codo, que no es grave, que ya pasará. Bajo al parking y veo que por veinte minutos, la puta clínica me cobra dos euros. No aceptan tarjetas y tengo que salir a buscar un cajero. Pago. Salgo volando y pienso en una ducha, ya.

Encore lundi. Chez moi. 20:00 y pico.

El agua caliente, en verano, es para maricones. Canto una de Calle 13 mientras me ducho y me repito mucho en la parte de "deja de tapalte, que nadie va a retlatalte, levántate...ponte high tell".
Salgo de la ducha, y me enfundo un boxer como única vestimenta. ¿Nestéa frio? Sí. ¿Los Simpson y la Filosofía? También. ¿Llamarte para contarte cómo me ha ido en el doctor? Paso, no creo que te importe, siempre era yo el que llamaba ¿recuerdas? Me tiro en el sofá y abro el laptop para subir la canción de Calle 13 al facebook. La vieja de al lado hace demasiado ruido hoy, oigo sus conversaciones con Piolín como si estuvieran dentro de mi salón, también. Intento ignorarlos durante unos minutos, pero cuando no puedo más y giro mi cabeza hacia la derecha, sólo para maldecirla...y veo un boquete enorme en la pared del salón, a través del que puedo ver su cocina, y ella, a mí, semidesnudo. Si sus cataratas le dejan.
Me visto rápidamente y llamo a su puerta (por un momento pensé en pasar por el agujero, pero descarté la idea). Oiga, vieja, que ha roto mi pared...¿hola?...¿vieja?....Piolín. Sale a recibirme un rumano con ropa de trabajo y la vieja sigue inmóvil en su sofá viendo Tele5. Oye rumano, me habéis roto la pared, mamones, el pobre se coge la cabeza y mira para todos lados, como si no entendiera. Pero sé que sí lo ha hecho y remato: ahora me lo arregláis, que eso no se puede quedar así.

- ¡Tú no eres mi vecino!. Mi vecina era una rubia...mu maja.
- ¿Qué? - me asusto - ah, está usted viva, señora.
- Tú tienes que haber venido hace poco.
- Depende, a su edad, ¿dos años y medio, es poco?
- ¿ De dónde eres?¿Tienes trabajo?¿DONDE ESTÁ MI VECINA? ¿LA RUBIA?
- Oye, Dimitri, escúchame - la ignoro, mientras ella recorre su piso de arriba abajo-. Tienes que arreglar esto.
- Sí sí - balbucea - yo arreglo, yeso y ya está ¿sabes?...y seca y se pinto, ¿sabes?, no problema.
- Lo que sea, Petrescu, pero me lo arreglas on the fly.

El rumano termina de reparar mi pared, le doy una birra y le digo que lo llamaré cuando se seque el yeso para que pinte la pared. Me desvisto one more time, y me tumbo en el sofá con los ojos cerrados. Pienso en gaviotas, sol arena y mar; en un cebichito mojado con Pilsen Callao y en mis amigos poniéndome cangrejos bebés en los calzoncillos; me parece oler el mar del Callao, que huele a mierda pero es mi mar al fin y al cabo, y es mar de verdad con olas acojonantes y todo, no como las playas del Mediterráneo con olas homosexuales que sólo sirven para el disfrute de las inglesas de 100 kilos. Me abro una Carlsberg y busco algo para ver en mi disco duro. Sol aparece en el chat y el cuore me da un vuelco. Le cuento que ha habido otro divorcio en la familia, además del nuestro, y matizo la prensa rosa con mis últimos accidentes. Llenamos el chat de "jajajajas" y nos despedimos con la misma promesa incumplida que nos hacemos hace meses "a ver si nos llamamos y quedamos, si eso". Cierro el facebook y pongo un capítulo de "Curbe your enthusiasme", Cheryl le dice a Larry:

- I thought you don't like to talk people.
- That's not true - responde él - I don't like to talk people I know. I don't have this problem with strangers.

Me parece LA frase que define mi vida. Aplaudo, solo en mi salón, a las 23 y pico de la noche. Me responde el eco.


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