jueves, septiembre 02, 2010

Asco de vida


Me encuentro diez pavos en un bar del Rastro. Los meto al bolsillo con disimulo y regocijo interior. Salgo. Veo un graffiti que me gusta y le hago una foto rápida con el teléfono. Doscientos metros más adelante descubro que con ese gesto, he tirado de mi bolsillo los diez euros.

Mi ex siempre dijo que le encantaba mi pelo, que no me lo cortara nunca. Durante años busqué un peinado que permitiera dominar mis remolinos sin tener que recurrir a mis acostumbrados cortes militares. Ahora sale con un calvo.

Mi hermanito casi nunca puede jugar con nosotros al fútbol, porque su vida de empresario lo tiene esclavizado. Después de meses de intentarlo, al fin viene y juega con nosotros. Para la pelota, amaga a la derecha, sale por la izquierda. Un colombiano le pisa el dedo y se lo rompe.

Bailo con Bea, le muerdo el cuello, suave. Me empuja, riendo. Bailo con otra rubia, menos guapa. Minutos después llega Bea y me lleva del brazo hasta el otro extremo de la disco. "Era muy fea para ti", me dice, "¿y tú?", pregunto, y me contesta: "muy guapa".

Veo en correos.es que mis polos Abercrombie han llegado ya, y puedo pasar a recogerlos. Doy veinte vueltas buscando donde aparcar, lo hago en zona azul, faltando veinte minutos para que acabe la hora de pago de parquímetro. La oficina de correos está cerrada por las tardes hasta el fin del verano. Vuelvo al coche, tengo una multa.

Me entran ganas de beber té con leche. No pienso en otra cosa. Llego a casa, me ducho, me tiro en calzoncillos en el sofá. Me sirvo un megavaso de mi única botella de leche, lo mezclo con té helado. Pongo un capítulo de "The Big Band Theory". Bebo un sorbo. Mi leche ha caducado hace dos semanas.

Marie-Flore me dice que quiere que tomemos algo. Para hacer tiempo, me voy de compras a Ikea, Tommy Hilfiguer, y Zara. La llamo tres horas después de patearme el centro comercial completo, me dice que sigue en la oficina y no tiene pinta de salir hasta antes de las 10. Vuelvo a casa y ceno solo. Cien euros menos en la cuenta.

Esther me dice que le gusta mi barba de tres días. Segundos después añade: "disimula mejor esos granitos pequeños que te salen siempre".

Veo a Vero después de tres años y un parto. Me acerco y le digo lo guapa que está, me dice que tengo los hombros musculados. Me hincho como un sapo, orgulloso. Luego me dice "pero, ¿estás más pequeño?". Me desinflo como un tubo de pasta de dientes pisado por un elefante.

Quedo con mi amigo para pasar un fin de semana en Valencia. La noche anterior a salir de viaje, me da conjuntivitis.

Hoy un amigo farmacéutico ha traído "condones para todos". A mi, me ha regalado una caja de Kleenex y loción humectante.

Una amiga de un amigo sube una foto mía a facebook, en la que salgo siendo atropellado por una vaquilla. La comenta mi madre. No sé qué es más humillante, ver mi cuerpo revolcado en el ciberespacio o el comentario de mamá: "ay papi, luego voy tu a casa y te echo reflex".

Mis amigos proponen contratar siete putas para mi cumpleaños número 30, imagino una fiesta en plan "The Hangover", soy feliz con esa imagen. Se entera mi novia y la fiesta termina siendo una fiesta temática de los '80.

Dibujo una polla en el escritorio de un amigo del trabajo. Edita una foto mía en la que besaba la copa de la Champions League y la sube a la intranet de la empresa. Salgo besando la polla que le dibujé.

La pelirroja del trabajo al fin me dice que sí, que se quiere enrollar conmigo. Ponemos fecha. Marie-Flore me sorprende dándome una plaza de garaje que hasta entonces usaba alguien, de estrangis. Aparco gratis una semana. Cuando la pelirroja se entera (un día antes de nuestra cita sexual) que soy yo quien le ha quitado la plaza, deja de hablarme.

Trabajo mis abdominales hasta la locura. Consigo marcar el six pack después de mucho sufrimiento. Iván dice (y las chicas lo secundan) que un tío mayor de 30, sin barriga, tiene que ser maricón.

Juega el Aleti. Suena el teléfono. Es Ana, y pongo el mute. Le digo que sí, que quiero quedar con ella, que le prestaré toda mi atención esta vez. Golazo del Kun Agüero. Grito como un poseso. Recojo el teléfono del suelo, Ana ha colgado.

Mi primo publica fotos suyas de su fin de semana en Warner Bros. Park. Se le ve contento, como un niño, rodeado de sus personajes favoritos de la infancia. No ha notado que el Gallo Claudio está haciendo el gesto de sodomizarlo, con las manos tras la nuca y todo.

Iván nos invita a comer en su piscina. Comemos, reímos, hablamos y volvemos al trabajo. Julio no le dice a nadie que lleva el traje de baño bajo la ropa normal. Suda como un cerdo, creía que nos íbamos a bañar, dice luego.

Hélène entra en la oficina radiante, recién salida de la peluquería. Viene y se sienta en mi mesa, le digo lo guapa que está y me contesta "quiero que mi marido vea lo que se ha perdido estos días que ha estado de vacaciones con los niños". La erección (inútil) me dura horas.

Quedo con la tía buena de la universidad, que me ha encontrado por el Facebook. Me dice que usará la camiseta de la Carlos III, "por si no la reconozco". Creo que es broma, cómo olvidar sus piernas eternas y su pelo rizado. Cuando llego al café veo a través del cristal a una treintañera de 90 kilos engulliendo un muffin. Es la única con la camiseta de la facultad. Me vuelvo a meter al Metro.

Voy a un concierto de los Hombres G. Antes de comenzar una morena impresionante me toca el hombro y me pide que la deje ponerse justo delante de mi. Le pregunto que cuáles son sus intenciones y me dice "es que el telonero es mi novio, y quiero verlo de más cerca".

He visto que mi vecino ha comenzado a comprarse la misma ropa que compro yo. Lo odio, y digo entre dientes que debería buscarse una vida. Después descubro que duermo solo y tengo un KIA, mientras que él sale con una pelirroja y tiene un Audi descapotable.

Voy a una playa buscando paz, tranquilidad y anonimato. Me equivoco de sitio y termino alojado al lado de una playa nudista. Soy el único que va vestido. Me paso la mitad de las vacaciones en la piscina del hotel.

Salimos de juerga y quedamos en pagar una ronda cada uno. Cuando me toca pagar a mi, estamos en "Fortuny". La gracia me ha salido por casi cien pavos.

Pongo una canción de Ricky Martin en tu muro de Facebook. La eliminas y subes una foto, besándote con tu novio en la Costa Azul.

Hoy Laura me ha dicho que huelo a canela. Yo no he podido decirle que ella huele a paz.

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