martes, diciembre 07, 2010

Y te sueño


- ¿De qué ex hablas cuando dices "mi ex"?
- De ti. Sol no será mi ex, oficialmente, hasta que no salga, de verdad, con otra tía.
- No - refutas - es tu ex desde el día siguiente que lo dejáis.
- Igual sí - sorbo al té - me da igual.

Madrid está frío y desierto, la gente se ha pirado a buscar más frío: a la sierra, a Andorra, a Suiza, a Chile (en ese orden de pijismo). Tú, has venido buscando calor. Giangrossi era mi sitio favorito de la Latina para tomar un té y hablar, pero la última vez que estuve pusieron la música tan alta que no entendía ni lo que pensaba, y creí, asustado, que había empezado a pensar en otro idioma. Por eso te he traído a una tetería cerca de mi casa, con sus banquetas y sus sofás de Marruecos, y sus lamparitas de Marruecos, y sus teteras de Marruecos y sus camareros de Marruecos. Pero el té, sabe a té de Mercadona. ¿En qué momento te ha cambiado la cara?

- ¿Qué cara? - preguntas, extrañada, tocándote las mejillas.
- La tuya, ahora ya no eres tú. Eres Magaly.
- ¿Y quién coño es Magaly?
- Mi amiga de Lima. La que vive en Queens ahora.
- ¿Y me parezco o qué? Tío, eres raro.

Me acojono tanto que pido la cuenta. Pagamos y bajamos la calle hasta un semáforo que nadie respeta. Cruzamos y te miro pensando en que igual las gotas que me echo en los ojos han caducado y hacen ahora las veces de LSD. Doctor Robert. Me dices que aún es pronto para volver a tu hotel y te ofrezco venir a casa, que no está muy lejos. Tengo sopa de pollo, si quieres. Dices que sí. Tu cara cambia otra vez y ahora, ya empezando a acostumbrarme, te digo te sienta bien ese vestido gris.

- Gracias, había dudado ¿sabes? todo el mundo tiene un vestido de invierno como éste.
- Con rebequita negra a juego - añado, sin decirte que ahora tienes la cara de Cecilia.
-Justo, pero a mí me queda mejor, ¿a que sí? - das una vuelta, te veo el culo.- ¿Queda mucho para tu casa? Tinc fred.
- No, no. Es la calle siguiente.

Entramos y lo primero que haces es plantarte frente a mi librería Billy, repleta de libros. ¿T'agrada llegir?, preguntas, y digo que sí, y deja ya de hablar en catalán, joder, que me pones nervioso. Me tumbo en el sofá y vienes a mi lado, con un libro de Mario Puzo que no piensas leer. Me miras y tu cara a vuelto a ser la tuya, reconozco esos ojos que algún día pintaste con unas lentillas verdes de los chinos, y se te rompió una dentro del ojo ¿te acuerdas? ¡Cómo olvidarlo! mi padre estuvo quitándome los trocitos durante horas.

- Bueno - pregunto con la sonrisa de medio lao' - ¿vas a querer la sopa de pollo?
- No sé, quizás luego. Si me da hambre.

Suena el teléfono y cuando me giro a verlo ya no estoy en el sofá, sino en mi cama. Cubierto como una larva por el edredón. Es Marie-Flor que me invita a pasar el día en la nieve. Le digo que no, que paso, que odio el frío, que no entiendo esto de los skies y que si algún día voy sería el peor compañero de nieve porque me quedaría sentado frente a la chimenea con un libro y una taza de té caliente. Odio el chocolate. Tu es fou, mon coco. Cuelga, porque tiene que irse al Decathlon a comprar ropa térmica. Yo veo la hora y son ya las 5 de la tarde.
He dormido tres horas y no sé ni con quién coño he soñado.

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