jueves, enero 04, 2007

Año nuevo


Bailé en París, entre francesitas y tomando champagne gratis hasta que se acabó la última botella (yo la sequé) en el bar.
Había happy hour hasta las 9 y llegamos a las 7 y media más o menos, a las 8 estábamos sazonados y bailando con desconocidos, hay fotos, pero Raphäel todavía no me las manda. En una tengo a Marie recontra cogida por la cintura y fingiendo besarla, a Solenne no le hizo mucha gracia, pero sabía que era broma y nos reímos después.
Comí paté a la cotè hasta que mi hígado dijo no más, y después, a eso de las doce volvimos a casa, cuando faltaban tres paradas de metro, Solenne, Delphine y Marie bajaron a la volada (cuando se cerraban las puertas) y aunque yo dije “que haces, para” y Raphäel, “no, no, arréttez” siguieron su camino y ya después nos contaron que querían agua y en esa estación había una máquina expendedora.
Ya en casa, él me decía que no quería ir al chalet que habían alquilado en la sierra de Francia para recibir el año nuevo, nosotros ya habíamos cancelado nuestra reserva porque era muy cansado eso de viajar siete horas, llegar, cenar, bailar, y siete horas más de vuelta. Por eso Raphäel no quería irse, sobretodo cuando esa noche nos la habíamos pasado tan bien en el six seven (www.sixsevenclub.com/), donde si no tienes un Porsche o eres Vincent Cassel o Zidane, no entras un sábado por la noche.

Por eso, cansados de juerga, en nochevieja sólo cenamos fondue (y nos sosbró la mitad de la carne) y las 2 yo ya estaba dormido, feliz, porque mi nochevieja-juerga había sido el 28, bailando música de Elvis Crespo, sudando champagne y bailando con la que será mi esposa. En pleno Champs Elyssés.

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