miércoles, enero 24, 2007

Sad Feet


¿Qué tan inteligentes son los niños? Hay una leyenda urbana que afirma que si un niño escucha varios idiomas (un día si y otro también) durante su crecimiento, con el paso de los años los hablaría todos como si fuera su lengua materna. Lo único que, dicen, se ha comprobado es que padecen dislexia y de vez en cuando piensasn en todos y los idiomas y blasfeman en el que más rabia les de. Por eso me pregunto (y yo mismo me contesto) ¿puede un ser de 4 años entender el valor de una pelicula como Happy Feet? Pues claro que por supuesto que desde luego que no (como diría mi tía, la Chimoltrufia.) En esta cinta, se ve la lucha de un pingüino emperador diferente, que por azares de la animación por ordenador, nace diferente a tooooodos los seres de su especie, y, no pudiendo cantar, desarrolla la capacidad de bailar como Sammy Davis Jr. Hasta aquí, y la siguiente lucha por ser aceptado estamos en la recurrente película para niños en que los buenos, por más que sean tontos, ganan. Pero cuando aparecen elementos como calentamiento global y explotación indiscriminada de los recursos, dudo mucho que mi sobrino (que baila feliz con Sesame Street) entienda la importancia del tema, él como muchos, vería bailar pinguinitos y no sabrá que el acuerdo mundial de dejar de pescar indiscriminadamente y asi no perjudicar el hábitat de la fauna, se quedará para siempre en una animada utopía. Hoy mismo, la CE a multado a España por la pesca indiscriminada de crías de peces, usadas para consumo humano elitista (es común pedir, unos boquerones bebé, en vinagre) que alteran indudablemente la fauna local. Si fuera cierta la ficción, Mumble, el pinguino bailarin, llegaría, daría un par de pasos de tap-dance con sus amigos latinos y convencería a quien haya que convencer de hacer bien las cosas. Pero eso no es así, ni lo será, España, como Microsoft, pagará su multa y seguirá con la pesca (más o menos encubierta), los pinguinos no bailarán, y a los adultos no nos quedará más que esperar la realidad virtual de “Happy Feet” o “Ice Age” donde la gente se entiende y se busca siempre el bien común. Mientras tanto, envidiaremos en silencio al pequeño niño que baila con el pingüino y cree que cuando crezca, encontrará un mundo mejor. Bullshit

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