jueves, mayo 19, 2011

El sobre de Tony Danza


- Cuánto le dejé a mi hermano?
- Ni idea, míralo en tus transferencias.

Entonces, allá que fui. Pero cuando quise entrar en mi página de BBVA pasó un coche con música a todo trapo y sonaba Nirvana. Una canción de las raras además, de las que no suenan en la radio. Me metí en grooveshark y me puse a escuchar la discografía completa, mientras buscaba el último capítulo de "Games of Throne" porque me la recomendaron en el curro y entonces pensé que estaría bien ponerla a descargar mientras me preparaba la cena. Pescado. Porque paso de comer pasta de noche, que eso saca tripa. Entonces, pienso que había encendido el ordenador para algo, pero no recuerdo para qué, como cuando voy al super a comprar limpia muebles y vuelvo con mogollón de cosas y no el limpia muebles. Igual. Mierda, me sale en el chrome las última páginas visitadas y una es ebay. No puedo comprar porque voy mal de pasta. Eso era: la pasta. Pero para entrar en la página del banco debo poner como login los número de mi tarjeta de crédito y está en mi cartera. La cartera está en mi habitación, lejísimos de mi salón y además... se está tan bien aquí en el sofá. Play, a ver qué tengo en el disco duro multimedia. "The kids are alright", una de lesbis, va, me la veo. Antes, e-mail a mi hermano:

"Oye, te dije que no te cobraría a menos que lo necesitara. Pues voy mal de pasta, dame argo payo"

Me contesta a mitad de la peli, cuando Julianne Moore se está cepillando ya a Mark Ruffalo y yo odio a Mark Ruffalo. Me dice que me pase por su academia el sábado por la mañana. Me lo pongo en el reminder de google calendar. Sigo con la peli.

Voy a su academia y él está bailando hip-hoping o como se llame eso donde suena mucho el sintetizador y la letra sólo habla de "pussies y bitches", amos, que agradezco al cielo que sus alumnos no entiendan nada de inglés. Le saludo de lejos y en mitad de un movimiento que involucra la mitad de su cuerpo, un brazo y un giro gracioso de su sombrero fedora me hace saber que debo hablar con su novia, que está en la recepción. Voy, la saludo y de reojo veo a unas adolescentes, que son las que darán clase después de mi hermano, y no me atrevo a saludarlas porque una vez lo hice y una era tan tonta tan tonta que me obligó, casi, a ponerme los cascos y seguir escuchando a Adele. Total, que la novia de mi hermano me saluda y me dice que qué alegría que me pase por la academia, que cuando quiera, y me pasa por debajo de la mesa un sobre con 500 pavos.

- Me siento Tony Soprano - alcanzo a decir.

Hablamos un poco y me piro cuando llegan las madres a hablar de clases de baile y demás. Cruzo el puente de Vallecas y entro en casa, saco 100 pavos del sobre (¿o fueron 50? aquí empiezan las dudas.) y salgo por ahí. Sobrevivo varios días con lo que llevo en la cartera, pero cuando veo que empieza a menguar la pasta busco el sobre y ya no sé donde lo dejé.
Busco en la chaqueta que llevaba ese día, en todas las chaquetas. Nada. Busco en mi cajón de calzoncillos, nada. Busco en mis camisetas, en los pantalones, entre los libros y los comics, en el maletero del coche de Meteoro. Nada. Entonces, me imagino que puedo haberlo tirado con los papeles de publicidad y las revistas pasadas, que tenía amontonadas sobre la cómoda de mi habitación, soy tan despistado que podría haberlo hecho perfectamente. Corro a la basura, pero al llegar recuerdo que Sol me enseñó a reciclar papeles y que días antes había hecho un montón con todo eso y lo había tirado al contenedor de papel/cartón que está al lado de mi casa. Ese contenedor es limpiado cada dos días por el ayuntamiento y dos veces al día por una pareja de rumanos.
Volví a casa y me dije "piensa, piensa" y llegué a la mejor conclusión que llega un ser humano: llamar a su madre. Pero mamá esta de vacaciones en Lima y no pude contactarla sino hasta dos días después porque me la encontré en el chat de facebook. Le conté la historia y me dijo dos cosas ciertísimas: "hijo, eres gilipollas" y "ya verás como voy yo y lo encuentro". Pero paso de que mamá venga a buscar nada, la última vez que me fui a New York aprovechó para colarse en mi casa y organizó todo de tal modo que mis calcetines estaba puestos en orden de color (incluso encontró la pareja de alguno que consideraba ya perdido) y la caja de condones estaba en el centro de mis calzoncillos.

Así que oficialmente puedo decir que he perdido un sobre con algo más de 300 pavos, que no tengo ni puta idea de donde está y que, si aparece, seguramente será cuando ya no lo necesite o esté tan devaluado como los dólares de Zimbabwe.

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