lunes, agosto 20, 2007

Carta abierta a un ser inexistente


Dios, eres el cabrón más grande que conozco. Mira que matar a los que creen en ti. ¿Qué te costaba, tú que todo lo puedes (todopoderoso, decía Lavoe), aguantar un poquito el techo de la iglesia para que la gente de Pisco se salvara? Al menos ellos, que creían en ti, se lo merecían. ¿No le dijiste a Abraham, “Si encuentro en Sodoma a cincuenta justos en la ciudad perdonaré a todo el lugar por amor de aquéllos”? (Gn 18, 22b-33) pues te aseguro que en esa iglesia había más de cien.

Hay gente durmiendo en la calle, porque sus casas están destruídas y temen que lo poco que les queda se lo robe algún desalmado que ha llegado hasta allí sólo para robar. Hay ratas, hambre, gente muerta en las calles, no hay agua, ni luz, llueve y hace frio; y todavía hay gente que te reza, creyendo que harás algo. Algunos, no sé como, han conseguido llevar hasta las ciudades deshechas comida y productos de primer uso, fósforos (6 euros), papel higiénico (13 euros) y los venden, como ves, a precios prohibitivos. Pero la gente les compra, porque como ellos dicen, la mafia es lo único que funciona ahora, y es la única forma de conseguir un poco de leche para los niños.

Todo el mundo se ha movilizado, dios, para ayudarnos, desde aviones con comida que llega desde Bolivia, hasta bomberos españoles que aterrizan, perro en mano, para buscar cadáveres entre las casas y las almas rotas. Gente de a pie, gobiernos e instituciones, dan la mano en momentos tan jodidos como este. ¿Y tú? Ande andarás. Ayer vi a Ratzinger, que en su mejor español, aprovechaba un poco de discurso dominguero para enviar su pesar al pueblo de Perú, por tamaña tragedia, y me pareció ver un poquito de vergüenza en sus arrugados ojos, por tener que dar la cara por su inexistente jefe.

ay, ¿dónde estás dios?, que no te puedo ver” ya no hay esperanza de encontrar sobrevivientes, y se comienzan las labores de desescombro. Un bombero decía ayer, “no podemos entrar a ese edificio en ruinas a buscar gente, ¿si se cae? Lo importante es nuestra vida ¿no?”. Así somos, a tu imagen y semejanza, egoístas, mezquinos, unos putos cabrones como tú. ¿Sabes qué es lo peor dios? Que en unos meses Pisco, Chinca, Cañete, Ica y la conchinchina estarán reconstruídos, será octubre y otra vez la avenida Tacna se llenará de gente que recuerda otro terremoto anterior, pero que no se reúne para llorar a sus víctimas, sino para venerar una imagen mal pintada de cristo, que fue lo único que quedó de una iglesia que también se derrumbó sobre sus fieles. Tú, sin duda, seguirás existiendo para ellos, y los papas seguirán siendo ricos. Ay, si algún habitante de Pisco viera la casa de Ratzinger en el Vaticano, pocas ganas de rezar les quedarían. Yo, particularmente, creo que la única "mano de dios" es la de Maradona ante los ingleses, en México '86.

No hay comentarios: