jueves, marzo 06, 2008

Hoy que no estás


He llegado pronto, sin quererlo, a pesar de haber salido tarde de casa por volver a coger mi abono, que estaba en otra chaqueta (hoy llevo un abrigo gris, porque ayer casi me meo encima, por el frio). Al pasar por Makro recordé que aquellas dos que sabían tu “secreto” solían desayunar allí, pero no paré, además tenía en el bolso una napolitana de chocolate que haría las veces de desayuno. Al llegar a la oficina, lo primero que vi (y que se ve) fue tu sitio, no estaba la loca de tu jefa, ni tu compañera; una seguramente estaría pensando cómo conquistar el mundo y llenarlo de maldad, mientras se acomoda la bufanda esa que no se quita ni para ir al baño; La otra, seguiría con remordimientos por decirte aquello que te dijo, sin maldad, pero que hizo que creyeras que eras la rival más debil, en el mundo TEC. Y no es verdad, pero sé hasta donde llega la mente cuando quiere, y así como da momentazos y me hace imaginarte con cabeza de conejito saltando sobre almohadas, también tiene ratos en que me llena de dudas y preguntas in respuesta que no dejan dormir. Y jode que te cagas. Hoy no hay sonrisas reconfortantes, de esas que sueltas sin saber el bien que haces, asi que no me queda más que hablar con mi vecino de mesa, que sigue admirado tras comprobar que fui yo, el último sabedor del secreto, es como el marido cornudo, dice, el más cercano siempre es el último en enterarse.

¿Con quién como? Voy con Los Otros, y hablan del proyecto loterías, de la empresa de Joan, que si es un nido de piojos en un edificio antiguo. Yo sonrío y asiento de vez en cuando, pero extraño las historias de okupas. Cuentan que hay posibilidades de cobrar objetivos, pero sé que no hay opción, intento distraerme viendo el escote de una chica de la mesa de enfrente, pero me descubre y fijo mis ojos en el vinate que nos han servido, ahora hablan de lo gitanos que son los distribuidores, yo quiero seguir escuchando historias de patinaje, caídas, y Darek.
Volvemos a la oficina, Antonio me promete una vez más un disco lleno de mp3 con música cutre española de los 80 y 90, La Frontera, Nacha Pop, Los Secretos, espero que esta vez cumpla, y mi jefe se burla de mi esperanza, si todavía no has terminado de asimilar el disco de Ñu que te regalé, dice. Yo quiero seguir regalándote música, Ely está en tu sitio, Esa Ely, digo, Hey, contesta. No es lo mismo no es igual, ya volverás, y seguiremos comiendo juntos, preguntarás si lo todo lo que escribo en mi blog es cierto, y, avergonzado, confesaré que si, que casi todo, para hacerme el misterioso. Seguramente te grabaré más discos, pero ya no pondré chocolates en tu coche, porque alguien los roba. ¿La fiesta que preparabas es tu boda? Hoy ha venido una chica, para una entrevista, ha hecho la prueba en el ordenador ese en el que la hiciste tú, era gorda, grande, tochísima, con ojos verdes y vestida de negro, parecía que habían hecho dos moldes de plastilina (uno tuyo y otro de Ely) y los habían fundido para crearla. Mi imaginación vuela mucho

Me voy a casa, pasaré por el gimnasio y escucharé música para aumentar pulsaciones, algo de Tiziano Ferro (en italiano) y después de una ducha fria veré una peli. Me gusta pensar que te gusta hablar conmigo, y que todas esas charlas que nos quedan compensará lo aburrido y frio que ha sido todo hoy, que no estás.

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