lunes, junio 16, 2008

Manual del treintañero (o morir en el intento)


Acuéstate con una chica 10 años menor que tú. Sí, puede que sea pederastia, sí, papa lindo te castiga, sí, estás abusando de su “inocencia”, pero que te quiten lo bailao.
Cómprate un Ford Mustang.
Atropella al matón del barrio, ese que siempre te quitaba la pelota o te pegaba sin razón, sólo por haberte atravesado en su camino. No lo hagas con tu Ford Mustang, sino con un VW escarabajo que no sea tuyo.
Cámbiate el peinado, ya no está de moda imitar a Jordan Knight, ni siquiera si eres Jordan Knight.
Quítate los pendientes de las orejas, y guarda tus discos de Nirvana para escucharlos en la intimidad. La juventud reggaetonera no merece tamaña cultura.
Escribe un libro, y que nadie lo lea.
Salta en paracaídas.
Lee el Ulyses de Joyce. Y entiéndelo.
Juega al fútbol a 3000 metros de altura sobre el nivel del mar.
Lárgate de tu barrio de toda la vida, tus antiguos amigos harán que te quedes clavado en el pasado, leyendo Condorito y escuchando Radiomar Plus.
Dile a esa flaca, que te mueres por ella.
No te cases. Hacerlo simplemente porque “se acerca la madurez” es de idiotas y te arrepentirás luego, cuando veas que gente de treinta y tantos sigue viviendo feliz mientras tú tienes que buscar con quién dejar al niño.
No te hagas tatuajes, ni piercings, ni huevadas varias. Imagínate a tu abuelo, en pelotas, con un dragón entre los omoplatos, o una sirena en la ingle. Así te verás tú en 20 años cuando salgas de la playa y haga fresquito.
Baila sobre una mesa en una discoteca. No te verás como Ricky Martin, pero al menos sabrás lo que es ser un perfecto imbécil por un día. Y mejor que te pase antes de cumplir los 30, porque después te pasará con mucha frecuencia.
No leas el Quijote. Aprende a escribir (bien).
Escribe a los amigos que dejaste cuando te largaste de tu primer barrio. Si te contestan diez, bien, si te contestan dos, mejor.
Escribe tu nombre, meando.
Busca a tu primera profesora, esa de la que te enamoraste cuando tenías cinco años. Cuando la encuentres y compruebes lo mal que ha llevado los años, no te deprimas. Si por el contrario, sigue tan apetecible como entonces, invítala a salir, ¿quién sabe?, puede que aún tenga muchas cosas que enseñarte.
Roba seis rosas rojas.
Regala a alguien (que no sea tu madre) seis rosas rojas.
Deja de creer en dios.
Graba una canción. Esto tiene truco: no vale grabarse a sí mismo en casa, tiene que ser en un estudio real con músicos reales. Las grabaciones caseras sólo tienen valor si eres John Lennon o Bob Dylan, las tuyas sonarán como aullidos de foca, sin el debido procesamiento profesional.
Baila calato frente al espejo.
Ten sexo en un probador de ropa.
Ten sexo en un avión.
Ten sexo en un barco.
Ten sexo en un bus.
Ten sexo en un confesionario.
Ten sexo en un baño público.
Ten sexo en el trabajo. (Ésta y las anteriores deben realizarse con otra persona, el onanismo resérvalo para las noches de aburrimiento. La clásica paja Diazepán.
Conoce Machu Picchu.
Emborráchate al recibir el año nuevo en una playa, y cuando recuperes el conocimiento lo primero que veas debe ser el techo de tu dormitorio.
Bájate el cuello de los polos, a los dieciocho eras cool, ahora pareces un vendedor de coches usados. No, no insistas, no te queda bien.
No te compres una moto si antes nunca te han gustado, es patético. Recuerda: Ford Mustang forever and ever.
Vuelve a acostarte con la chiquilla 10 años menor que tú.
Asiste a un clásico U-Alianza (en tribunas populares, un clásico en cualquier país vale también). Esto puede parecer fácil, pero no mucha gente está dispuesta a sumergirse en la multitud y sus efluvios corporales. Se va, se va…
Sube a lo alto de la torre Eiffel, y desde arriba observa la ciudad más bella del mundo, el Campo de Marte, el Trocadero, el Sena. Cuánta mariconada.
Amanece desnudo al lado de una desconocida (que esté buena y desnuda también).
Asiste a un concierto de los Rolling Stones. A falta de The Beatles y Led Zepellin, son lo único que nos queda a lo que se pueda llamar “leyenda”.
Pide dinero en la calle, eso servirá para valorar lo que has conseguido hasta ahora. Pero no le cojas gustito.
Dale un beso a Thalía. Y una patada al Papa.
Participa en un trío.
Viaja a Tokio, y consigue comer chanfainita.

No hay comentarios: