viernes, septiembre 05, 2008

Hace tiempo, que vivo, sin ella


Has cumplido 26 años, hermanito, y siempre recordaremos tu nacimiento porque llegó después de la última participación de Perú en un mundial. Era septiembre del ’82, y en los colegios todavía discutíamos sobre si a los peruanos les había afectado mucho la noche valenciana, antes del partido contra Polonia. Yo me limitaba a jugar imitando a los ídolos de mi viejo y de vez en cuando me salía una jugada de esas que dejaban a los transeúntes maravillados ante tanto talento precoz. Ese año acabó con los rumores aún latentes que hablaban de la magia negra usada por los de Camerún para derrotarnos, y nuestro abuelo juraba que uno de sus amigos había amanecido con la cabeza vuelta hacia atrás, si eso no es brujería, compadre, decía, dígame usted qué es.

Pasó el tiempo y algunos de los jugadores del mundial anterior, por no decir todos, seguían en la selección. La fase de clasificación para México ’86 nos emparejaba con los argentinos y algunos otros más, a los que despachamos con facilidad. Argentina nos eliminó sufriendo los rigores de nuestro fútbol destructivo, si a eso se le puede llamar fútbol, y vimos por televisión cómo ese Maradona que anulamos a punta de patadas ganaba el mundial y hacía campeones a diez más. Yo me quedé con la imagen de la pierna rota de Franco Navarro y me dediqué los siguientes tres años a imitar su facilidad para golear a los equipos rivales y a las féminas, no siempre en ese órden. Tú, hermanito tenías ya cuatro años, y una tarde mientras nuestro otro hermano y yo discutíamos sobre si Alianza sería campeón este año, te olvidamos en un parque de Arequipa. Un policía te devolvió, cagado, y hasta ahora mamá no nos ha perdonado la travesura.

A Italia ’90 la veíamos ya demasiado lejos. Había surgido una generación nueva de peloteros (aquí nació el término, despectivo, para diferenciarlos de los futbolistas de verdad) que gustaban de la noche igual que sus antecesores, pero que no rendían igual que ellos en la cancha. No recuerdo quién nos eliminó, brother, esos partidos fueron como una gran noche negra. El Perú estaba hundido en un gran apagón por culpa del terrorismo que vivía sus años de más poder y a muchos nos asustaban más las bombas y el caos reinante en el país que el fracaso futbolístico, y nos llegaba al huevo si le habíamos metido uno o dos goles a Colombia. Tenías ya ocho años y siempre estabas con nosotros, eras la mascota oficial de nuestra mancha de vagos, quitándole el puesto al Níspero. El goleador de ese mundial fue un albañil apellidado Schillacci, que no tuvo ningún mérito más en su carrera deportiva.

USA ’94 fue el mundial del desgaste. Entrabas en la adolescencia y ya te podíamos dar patadas jugando al fútbol. Comprendías, como nosotros, que nuestras opciones eran mínimas, a pesar de que Chile había sido castigado por la FIFA al fingir su arquero una lesión cortándose la ceja con una hoja de afeitar. Se habían formado grupos de clasificación, como en Europa. Obviamente, nos eliminaron con mucha facilidad, (hicimos un punto, gracias Pepe) y pasaron Colombia, liderada por un genial Valderrama, y Argentina que ganó en repechaje a Australia con un gol, increíble, de Batistuta.

Estuvimos muy cerca de jugar en Francia ‘98, siempre se lo digo a Sol. Pero ese empate con Ecuador en Lima (maldito Zegarra, siempre te odiaré) nos dejó fuera por un miserable punto. A partir de entonces llegó el declive, imparable. Contratamos como entrenadores a Maturana, Autuori, y lo que es peor: a Chemo del Solar. Los fracasos se acumularon y ahora la FIFA ha publicado el ránking en el que aparecemos como los últimos en Sudamérica. Nunca vi a mi selección ganar, la vi en un mundial, pero entonces yo estaba más atento a las aventuras de Sport Billy y Naranjito, y para el ridículo que hicimos en España ’82, pienso que es mejor que ni yo, ni tú, lo viéramos. Perú nunca más estará en un mundial, a menos que lo organicemos. El fútbol ha evolucionado y nosotros seguimos jugando como en Argentina ’78. Algunos de nuestros peloteros han logrado emigrar, y cuando vuelven al país, les pasa como a mí, que me paso 15 días sin saber dónde estoy y porqué me demoré tanto en escapar. Colombia y Ecuador nos pasan por encima, y si alguna vez fuimos buenos, era porque los demás países se dedicaban a otras cosas (como Venezuela al baseball, por ejemplo). Ahora que todos se toman el fútbol en serio, no nos queda más que servir como relleno en el fixture.

Feliz cumpleaños hermanito, yo creo que el fútbol de Perú se perdió contigo en el parque de Arequipa (o antes). A ti te rescató un policía, a nuestro fútbol no hay dios que lo salve.

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